Las prendas de Guo Pei pueden tardar hasta 60.000 horas en confeccionarse
Seguro que más de una vez has escuchado la expresión de “le viene de cuna”, ¿verdad? Pues nunca mejor dicho, y es que la diseñadora china Guo Pei hizo sus primeros pinitos en la costura con apenas dos años, cuando su madre perdió la vista y le pedía que le ayudara a enhebrar las agujas.
Nacida en Pekín, en 1967, siente un gran amor por la cultura y la tradición de su país que, dicho sea de paso, también le viene de familia. Cuando era pequeña, su abuela le contaba historias acerca de la dinastía Qing y le describía con detalle los vestidos que usaban las mujeres de aquella época. Además, en una ocasión le contó que en los años de la Revolución Cultural el amarillo solo podía ser usado por los miembros de la familia imperial. Cosas de la vida, sería precisamente un vestido de dicho color el que la daría a conocer en todo Occidente.
En 1982, Guo inició sus estudios de Diseño en la Beijing Second Light Industry School en la que se graduó cuatro años más tarde, “cuando empezaba la reforma económica y la apertura de China”, como ella misma ha contado en alguna ocasión. Tras haber terminado su formación, sus pretensiones eran muy claras: “recuperar el esplendor anterior a Revolución Cultural, que había terminado con la tradición artesana de los bordadores y sastres de la corte”. Para ello, fundó una firma que solo producía una colección cada dos años y medio, por lo que podía permitirse dedicarle horas y horas a una sola prenda. El lujo de crear a fuego lento…
Según la diseñadora, en ese tiempo “el suministro de mercancías era todavía muy pobre… Si hacía un vestido de noche bonito, nadie se lo iba a poner, y tampoco había donde ponérselo”. De hecho, sus primeras clientas fueron las mujeres de los líderes comunistas, pero poco a poco y gracias al aumento de riqueza en el país, se fue abriendo camino entre empresarias y personalidades de los medios de comunicación y del mundo del espectáculo.
Aunque, sin duda alguna, el gran éxito profesional de la modista llegó en el 2015, cuando la cantante Rihanna vio en Internet uno de sus diseños y se puso en contacto con ella para llevarlo a la gala del MET, cuya temática era China: Through the Looking Glass. La prenda en sí era una auténtica obra de arte realizada en seda, piel de zorro e hilo de oro. De un luminoso tono amarillo, poseía una cola de más de 16 metros de largo y pesaba 25 kilos, por lo que caminar con ella por la alfombra roja fue toda una proeza. Las redes sociales estallaron en comentarios y, por supuesto, en memes, pero ya sabes, “que hablen bien o mal, lo importante es que hablen”…
A partir de ahí, los expertos en moda empezaron a comparar a Guo Pei con otros grandes diseñadores como Alexander McQueen y Coco Chanel, y la industria de la moda occidental comenzó a interesarse por ella. A raíz de esto, empezó a presentar sus desfiles en la Semana de la Moda de París, enamorando a los asistentes con piezas de ensueño, en las que destacan los increíbles bordados y la exaltación de una majestuosa feminidad.
La primera modista de alta costura de China hace que nuestra imaginación vuele hacia el País de las Maravillas.