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Loles León: “Mi relación con Canarias es absolutamente maravillosa”

La actriz ha resumido su carrera en Una noche con ella, un espectáculo que se representará, los días 13 y 14 de mayo, en el Teatro Víctor Jara de Vecindario (Gran Canaria). En la función, Loles realiza un viaje vital tan divertido como emocionante.

Este espectáculo está basado en tu vida, pero no todo lo que se cuenta en la obra pasó realmente… 

Mi vida por sí sola tiene no para una noche, sino para tres, por lo menos. De hecho, la primera versión de la obra duraba tres horas y le dije a Juan Luis que no podíamos hacer algo tan largo. Lo de la realidad y la ficción se le ocurrió a él. 

Juan Luis Iborra, que ha escrito y dirigido ‘Una noche con ella’, también te dio tu primer protagonista en el cine con ‘Amor de hombre’. Más que profesional, vuestra relación es casi familiar, ¿no?

Son muchos años juntos. Amor de hombre fue un proyecto precioso, una película que tuvo muchísimos premios en festivales internacionales. Iborra me conoce muy bien, sabe calmar mis prontos, encender la mecha para que yo brille y sacar la niña que llevo dentro.

Juan Luis Iborra y Loles León.

Iborra y tú, ¿os habéis cortado a la hora de contar ciertas cosas o eso no os ha preocupado?

No nos hemos cortado nada. Creo que todo en esta vida se puede contar si es con respeto y elegancia. Y en eso estábamos de acuerdo los dos. Contamos lo que creemos que al público le puede interesar más.

El vestuario de ‘Una noche con ella’ también tiene una historia muy particular…

El vestuario de la obra está concebido por mi amigo Manu Fernández. Realizado a partir de propuestas de vestuario sostenible. Hemos reutilizado vestidos que tenía y telas que guardaba en casa. Se ha intentado que las nuevas prendas fueran de materiales menos agresivos para nuestro medio ambiente.

No te voy a preguntar cómo conseguiste tu primer papel importante en el cine, con ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’, de Pedro Almodóvar, porque ya lo has contado muchas veces. Pero sí por lo que, una vez, le cantaste a Carmen Romero cuando estaba casada con Felipe González.

Ese momento, esos años, eran especiales para todos. Teníamos hambre de ser libres y en esas fiestas a veces sucedían cosas como esas. Cantarle a la mujer del presidente no me convirtió en Marilyn, pero guardo un bonito recuerdo.

¿Cómo fue tu encuentro con Jane Fonda en su propia casa cuando viajaste a Hollywood con ‘Mujeres al borde del ataque de nervios’?

Mi encuentro con Jane Fonda fue muy especial, tan especial que le dedicamos una parte importante de la obra de teatro. Así que mejor que vayáis a verla. No quiero destripar nada, quizá solo decir que la fiesta en su casa fue algo inolvidable.

Trabajaste con Raffaella Carrà en ‘¡Hola Raffaella!’ y tienes pendiente de estreno la película ‘Espejo espejo’, junto a Verónica Forqué. Ambas se han ido con pocos meses de diferencia. ¿Qué es lo que recuerdas de ellas?

Iborra me llevó al programa de Raffaella y ella conectó conmigo de tal manera que me propuso estar a su lado durante toda su estancia en España. Nos entendíamos con solo mirarnos y seguimos manteniendo la amistad hasta que nos dejó. Era muy especial y con una profesionalidad impresionante. De Verónica recuerdo su luz, su sonrisa, su paz.

¿Y de la directora canaria Dunia Ayaso, con la que trabajaste, junto a Félix Sabroso, en las películas ‘El grito en el cielo’ y ‘Descongélate’ y en la obra ‘La gran depresión’?

De Dunia y Félix guardo muchos recuerdos. Con ellos viví momentos muy especiales de mi vida privada y, por supuesto, en la profesional. Te aseguro que con ellos me he reído muchísimo.

Tu relación con Canarias no termina ahí, porque en Tenerife rodaste el corto ‘Ruleta’ y en tres ocasiones fuiste presentadora de la Gala Drag Queen del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. ¿Por qué crees que el público LGTBQ+ te ha elegido como uno de sus iconos?

Mi relación con Canarias es absolutamente maravillosa. Yo siempre digo que a Canarias hay que ir varias veces al año, una te sabe a poco. Rodé ese corto y presenté tres galas drag. Es cierto que el público LGTBQ+ me quiere, pero es algo recíproco. Toda mi vida he estado rodeada de gais, transexuales y de drags. De hecho, hay un número en mi espectáculo dedicado a ellos.

En ‘La gran depresión’ volviste a trabajar con Bibiana Fernández. ¿Se podría decir que es la compañera de trabajo con la que tienes una amistad más estrecha?

Bibiana y yo nos queremos desde hace muchos años. Nuestro cariño es profundo, inmenso, puro. Trabajar con alguien a quien quieres tanto a veces puede complicarte la vida, pero en nuestro caso nunca pasó eso.

Si tuvieras que elegir una de tus interpretaciones, ¿con cuál te quedarías? ¿Con algunas de tus tres candidaturas al Goya por ‘Átame’, ‘Libertarias’ y ‘La niña de tus ojos’? ¿Con la Paloma Cuesta de ‘Aquí no hay quien viva’?

Elegir solo un personaje no sería justo, sería como darle la espalda a los demás. Todos ellos tienen mucho de mí, los que has nombrado y muchos más. De todos he aprendido y todos me han llenado el espíritu mientras los interpretaba. Yo, por muy corto que sea el personaje, no sé hacerlo si no entro en él y le doy esa vida que necesita para que la cámara lo atrape y el espectador se emocione. Ahora estoy, cada noche, dentro de mí interpretando Una noche con ella. Ese es ahora mi personaje más querido.

Empezaste trabajando en el circuito de cabarets. ¿Te costó que te vieran como una actriz capaz de afrontar otro tipo de personajes?

Ser artista de cabaret es muy complicado. Sin duda es una muy buena escuela para ser actriz. Para que te tomen en serio debes trabajar mucho y yo lo hice. Trabajé como una mula hasta que, por fin, la crítica se fijó en mí, porque el público ya lo había hecho y yo sabía que me quería.

Tú eres del barrio de la Barceloneta, en Barcelona. ¿Cómo era tu vida de niña en aquellos años 50 y 60?

La vida en la Barceloneta era una vida en la calle. Como digo en la obra, había mucha hambre, pero el barrio era alegre y estaba lleno de color en una sociedad que era bastante gris.

Siempre has sido una mujer que ha usado la provocación y cierto descaro con mucho sentido del humor. ¿Ha sido también una manera de superar los peores momentos?

Soy una mujer muy tímida, aunque no lo creáis. Sucede mucho en este mundo. Quizá ese descaro, con esa dosis de humor que yo suelo dar en mis espectáculos, es una manera de perder la timidez. Me gusta jugar con el público y que los espectadores jueguen conmigo. Cuando eso sucede en la obra de teatro es maravilloso.

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