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© Álvaro Alonso

El Médano, un soplo de aire fresco

El Médano dejó de ser un pueblecito que vivía de la pesca y del cultivo del tomate hace unas décadas para convertirse en una de las zonas con mayor afluencia y más cosmopolita de todo Tenerife. El buen rollo que se respira en sus calles, el bullicio de sus terrazas y de sus plazas, su variedad de ocio y sus magníficas playas y calas de arena fina hacen de este lugar un enclave mágico al que cada vez llega más gente.

Con la entrada del nuevo milenio duplicó su población y se convirtió en una de las zonas más cotizadas de la Isla. Pero es que este destino, ubicado en la zona sur, cruza todas las fronteras posibles, pues de los 8.000 habitantes que tiene –lejos de los 150 que residían en 1930- la mitad proviene de 100 nacionalidades diferentes.

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Y es que cuando en la coctelera mezclamos grandiosas playas de arena; una rica variedad gastronómica multicultural; un viento que lo convierte en uno de los diez mejores destinos del mundo para deportes náuticos y una naturaleza volcánica casi virgen, el resultado sólo puede ser un delicioso combinado para todos los gustos.

Es por ello que atrae a todo tipo de gente. Mochileros en busca de aventura, deportistas, familias con niños, turistas o, simplemente, aquellos que buscan un poco de relax y desconexión y es que El Médano ha sabido integrar a la perfección su desarrollo con el medio natural.

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Los vientos alisios, que soplan con fuerza en esta zona de la Isla, son sin duda uno de sus mayores protagonistas. Gracias a ellos, miles de personas de toda Europa, e incluso de América, lo visitan para sentir la adrenalina del kitesurf y del windsurf, por lo que sus playas suelen estar llenas todo el año de furgonetas hippies camperizadas y su cielo salpicado por los colores de las velas.

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Tal es su espléndida ubicación para la práctica de estos deportes que incluso el Campeonato Mundial de Windsurf PWA se celebra allí casi todos los años. Pero no es el único, pues también se organiza allí un triatlón, un trail nocturno y una regata de piragüismo.

En sus calles, los olores de los platos típicos canarios y del pescado a la parrilla se entremezclan con otros más extraños, como son los picantes de la comida mejicana o hindú, las hamburguesas a la plancha de locales americanos o el inconfundible aroma de la masa de la pizza horneándose en pequeños restaurantes italianos. La variedad llega también al ámbito gastronómico, convirtiéndolo en un destino que enamorará a cualquier paladar.

Todo esto crea una maravillosa atmósfera que inunda todos los rincones de esta pequeña localidad, que reconstruyó en los 60 una planta de almacenamiento de tomates en lo que sería el primer hotel del sur de Tenerife. Por ello, año tras año, cientos de visitantes quedan prendados y deciden cambiar el rumbo de sus vidas para vivir aquí, envueltos en los aires de renovación del Médano.

 

No puedes irte de El Médano sin:

Encontrar los siete bunkers

Se construyeron durante la II Guerra Mundial por el miedo de un ataque aliado para tomar el control de las islas durante la contienda.

Disfrutar de un mojito en el Chiringuito Pirata

Situado en la playa de la Tejita y con la Montaña Roja de fondo, es el lugar idóneo para terminar una jornada de playa mientras se pone el sol. Cierra los lunes y los domingos.

Ascender a la Montaña Roja

El ascenso a los conos volcánicos de la Montaña Roja o en su defecto a la Montaña Bocinegro, bastante más asequible, nos permitirá tener una maravillosa panorámica.

Alucinar con las dunas fósiles

Médano es sinónimo de duna y es que la localidad recibe este nombre por las grandes formaciones de arena que el viento arrastró hace cientos de años a sus costas y que a día de hoy están fosilizadas.

Probar una clase de Kite o de Windsurf

Por unos 300 euros podemos podemos apuntarnos a un curso de iniciación al Kitesurf o al Windsurf de tres días con todo el material incluido.

Comprar algo en una tienda surfera

No nos podemos marchar del Médano si entrar en una de sus características tiendas surferas, desperdigadas por sus calles y con olor a la parafina que se frota en las tablas.

Desayunar con la brisa del mar

Un brunch salado, unos crepes con nata y chocolate, unos huevos fritos con bacón o un simple café. Desayunar en una de sus terrazas del paseo marítimo con la agradable brisa del mar es una gran forma de empezar el día.

Comerte una de las mejores pizzas de Tenerife

Una pequeña y coqueta pizzería regentada por italianos llamada La Tartaruga que cuenta con 46 pizzas en su carta. Seguro que encontraras una que te vuelva loco.

Saborear un helado al atardecer

Tras un día de playa, que mejor que ver el atardecer sentado en un banco disfrutando de un helado artesano de una pequeña heladería que siempre está a tope en la Plaza Roja.

Hacerte una foto en el letrero

Con la montaña roja de fondo y decenas de velas de colores que decoran el cielo el cartel con el nombre de El Médano se ha vuelto muy cotizado entre influencers.

Practicar nudismo en una cala secreta

Encontraras calitas casi secretas al otro lado de la Montaña Roja ideales para bañarte como Dios te trajo al mundo.

Visitar el apocalipsis

Como si estuviéramos en una película apocalíptica del futuro, así nos dejará el extraño escenario que encontramos en lo que fue el proyecto de una planta termosolar.

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