Si echas un vistazo a la imagen de este artículo, ¿te percatarías de algo extraño? Probablemente no, pero es nuestro deber avisarte de que no es una ilustración real de un artista. Y es que el año pasado fue toda una revolución de la inteligencia artificial, con avances meteóricos que ya están disfrutando los usuarios.
Textos a la carta para artículos o publicaciones producidos con un lenguaje tan natural como el de los humanos, chatbots que nos hacen dudar de si conversamos con una máquina por su capacidad de razonar, voces artificiales que no lo parecen… el abanico cada vez es mayor. Pero, si hay un avance que está enloqueciendo a la comunidad, sin lugar a duda es el de las imágenes generadas con inteligencia artificial.
Hablamos de contenidos visuales que, en los últimos tiempos, han llegado a un grado de realismo sin precedentes. Abrió la veda la empresa tecnológica OpenAI con su modelo generativo DALL-E 2, lanzado en 2022. Este mejoraba significativamente los resultados de su primera versión, DALL-E (2021). Pero luego, irrumpirían otros modelos como Midjourney, del laboratorio de investigación de mismo nombre, o Stable Diffusion, de la startup Stability.ai.
Estos sistemas, entrenados con millones y millones de contenidos gráficos de la red, nos están ofreciendo imágenes espectaculares que, para obtenerlas, solo debemos teclear lo que deseamos. “Un oso de peluche en una ciudad posapocalíptica”, “un salón con vistas espaciales en sus ventanas”, “Nueva York como si fuera un cuadro de Van Gogh”… En cuestión de segundos, serán realidad.
Lo cierto es que las oportunidades que proporcionan estas tecnologías generativas son infinitas y lo mejor es que, prácticamente cada semana, alcanzan nuevos hitos. Un ritmo de evolución frenético llamado a acabar con los bancos de imágenes tradicionales y que obligará al campo del diseño gráfico y la ilustración a reinventarse.