Suiza es sinónimo de montañas nevadas que coronan el cielo, de lagos bendecidos por el agua de los glaciares o de trayectos mágicos en tren. Un país ideal para irnos de Interrail o para coger un coche y perdernos entre pueblos sacados de un cuento. Si te animas a ello, estos son algunos de los lugares que no te puedes perder.
Lauterbrunnen
Bajarte del tren y admirar las vistas que regala Lauterbrunnen es una experiencia única en la vida. Se trata de un pequeño pueblo levantado en un valle rodeado de gigantescos acantilados de los que descienden arroyos y cascadas. Se encuentra en una zona alejada del cantón de Berna y, tal es su belleza, que inspiró a J. R. R. Tolkien para crear Rivendel en El Señor de los Anillos. Te proponemos un juego: venir a este lugar y contar todas sus cascadas. Si llegas a 72, las habrás descubierto todas.
Interlaken
Continuamos en el cantón de Berna para hablarte de Interlaken, una localización levantada en una llanura aluvial que tiene la particularidad de estar entre dos lagos: el de Thun y el de Brienz. No pierdas la oportunidad de visitar este lugar y recorrer los lagos en barco; te aseguramos que quedarás prendado del color azul turquesa de sus aguas, que adquieren ese tono al provenir de los glaciares. Aquí podrás hacer una parada en las cataratas de Giessbach o en las cuevas de San Beato, entre otros puntos de interés que merecen mucho la pena.
Hotel Belvedere
El Hotel Belvedere es, sin duda, el hotel de paso de montaña más famoso del mundo. En la actualidad se encuentra abandonado, pero continúa siendo uno de los lugares de Suiza más emblemáticos. ¿La razón? por localizarse justo en una curva muy cerrada mientras de fondo le escoltan montañas cubiertas de blanco en invierno. No en vano, el pintoresco alojamiento se ubica en el Puerto de Furka, una de las regiones más nevadas del país, permaneciendo bajo la mirada del glaciar del Ródano. Seguro que alguna vez habrás visto fotos de este edificio en redes sociales.
Zermatt
Si hablamos antes de Lauterbrunnen, también debemos hacerlo de Zermatt. Se trata de otro de los pueblos más espectaculares de Suiza al estar ubicado a los pies de la montaña Matterhorn (o Cervino en español). La estampa que deja es absolutamente mágica, siendo además un destino perfecto para esquiar. En este sentido, su estación de esquí tiene 54 teleféricos y telesillas y hasta 360 kilómetros de pistas.
Glacier 3000
Nieve los 365 días del año. Esto es lo que ofrece el Glacier 3000 a los turistas, además de un paisaje alpino asombroso. Haciendo honor a su nombre, este glaciar posee una altitud de tres kilómetros, e incluso algunos de sus miradores ofrecen vistas a montañas que superan los 4000 metros, como Mönch, Cervino o Eiger. Subir hasta este lugar supone también cruzar el Peak Walk de Tissot: el primer puente colgante del mundo que se extiende sobre dos cumbres. Pero ojo, es tan vertiginoso que no todos se atreven a cruzarlo…