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Alberto Mahtani©

Braulio Simancas, el buen canario

Hay canarios y buenos canarios. De eso está convencido Braulio Simancas, quien, sin duda, pertenece al segundo grupo. Y de su amor por nuestro territorio nos hemos embriagado en el ratito que hemos pasado con él. 

La trayectoria del cocinero de la Tasca Silbo Gomero habla por sí sola. Fue en 2004 cuando se consagró como el mejor del archipiélago tras vencer en el 2º Campeonato Absoluto de Cocineros de Canarias y su pasión por la cocina sigue tan viva como entonces. Se define como “un cocinero canario de sangre gomera, nacido en Tenerife, —aunque no se identifica con ninguna isla en concreto— que valora mucho su tierra”. “Si no conocemos el territorio, nunca vamos a poder desarrollar un buen plato”, añade.

Para Braulio, es el territorio “el que marca un poco las pautas”, el que “gestiona la naturaleza”. Pone como ejemplo consumir una papa, lo que supone que “una tierra que estaba sin cosechar ahora lo esté” y, por tanto, “luzca verde” gracias a la agricultura. Una actividad imprescindible “que no solo nos aporta un producto, sino también valor paisajístico”. 

©Alberto Mahtani

Escuchándolo, no se nos ocurre un embajador mejor para nuestro proyecto gastronómico Paisajes al Plato. Braulio liderará una iniciativa que para él lo junta todo. “Es trasladar a un plato sabores, lugares, paisajes, colores, aromas… desde una sola visión. Que cuando tú pruebes la elaboración, no solo te lleves un sabor bueno, sino que te recuerde a algo, a un entorno, una visita, algo que viste…”, explica el cocinero. Un abanico de sensaciones que ofrece a los canarios rememorar sitios de las Islas donde han vivido o estado de vacaciones y a los turistas “entender de una manera gustativa” nuestros rincones.

Foto: Alberto Mahtani

Todos tenemos lugares especiales grabados en nuestro corazón y, cuando le preguntamos a Braulio cuál se le viene a la cabeza para interpretarlo en un plato, él se remonta a sus orígenes. Piensa en un pequeño barranco en Cruz de Tierno, en el municipio gomero de Agulo, que contaba en antaño con “todo lo que un cocinero desearía tener”. “Había papas, viñas, cochinos, cabras, lácteos, botánicos, hierbas aromáticas, olores, cultura, elaboraciones vinculadas a la matanza y a las fiestas populares del pueblo…”, detalla un Braulio que, por momentos, se quedó en su pasado. 

Con cocineros como él —no le gusta definirse como chef—, sabemos que los aromas y sabores de nuestra tierra están más que representados sobre la mesa. Porque un buen canario sabe lo que hace.

 

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