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Librería moderna

Tu estantería, tu forma de ser

Todos poseemos un pequeño rincón en nuestra casa donde uno o más libros descansan esperando a que descubramos sus páginas. Tengamos un mayor o menor hábito de lectura, siempre hay una colección de novelas, enciclopedias, cómics o manuales en repisas y estanterías, cuya organización puede decir mucho de nosotros.

En este Día del Libro, te invitamos a echar un vistazo a tu librero y con las propuestas que verás a continuación, tal vez puedas darle un lavado de cara.

 Ordenar por colores

Estéticamente impecable. Emocionalmente caótico. Una manera sencilla y muy elegante de mantener los libros ordenados y poder acceder fácilmente a ellos tan solo con recordar el color de su lomo. Además, resulta sencillo dejarse llevar por esta tendencia en el resto de la zona del hogar; primero es la estantería, luego el escritorio con los bolígrafos, seguidamente va la ropa del armario…

Cargarlo de decoración.

Probablemente mires tu mueble perfectamente ordenado con sus libros y pienses que no es como lo habías imaginado. Si el diseño minimalista no es para ti, prueba a darle un toque creativo y añade elementos como un reloj, marcos con fotos, posters, plantas, hasta figuras de tus lecturas ficticias favoritas pueden valer. Todo a tu gusto. 

©Dosier de Arquitectura

 Por géneros.

Este lector tiene reglas. Códigos. Criterios. Los ensayos a la izquierda, la narrativa contemporánea a la derecha, los clásicos en lo más alto, como si observaran a los demás con arrogancia. Aparte, tiene apuntado los títulos que ha leído junto a su fecha y breves reseñas con una puntuación final. Una forma de ordenar las lecturas para los más veteranos en el mundo de la literatura y escritura. Se niega a leer libros prestados porque “no puede subrayar con libertad”.

Poner los grandes autores a la vista

Frente al público, Borges, Camus, Dostoievski. Detrás, El diario de Bridget Jones o la edición coleccionista de Evangelion . Toda una fachada editorial construida para impresionar a todo el que pase por delante. No es que de vergüenza leer títulos semejantes, ni mucho menos, sino que impresionan más otros libros más “refinados”. Y al final esta estrategia es válida, quién no querría causar una buena impresión, da igual de la forma que sea. Al fin y al cabo no hay culpas en el placer lector, pero cuesta creerlo. 

Leer también es ordenar(nos)

Nuestra librería habla. No solo de gustos, también de épocas, de transiciones, de obsesiones pasajeras y pasiones que llegaron para quedarse. A veces se guardan libros heredados, otros regalados, algunos prestados que jamás regresarán a su dueño original. Todos ellos, sin excepción, han tocado algo de nosotros. Aunque sea polvo. Así que este 23 de abril no corras a comprar uno nuevo (aunque se vale), mejor date un rato para mirar tu propio librero y preguntarte: ¿Qué dice de mí? ¿Qué historia estoy contando con mis lecturas? Y si no tienes uno… bueno, cada lector empieza en alguna parte. Hasta una caja de zapatos puede ser el primer capítulo.

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