Mario Botta nació, el 1 de abril de 1943, en Mendrisio, una pequeña ciudad suiza del cantón de Tesino y separada por los Alpes del resto de la República Helvética. Tal vez por eso, este genial arquitecto se haya sentido culturalmente más cercano a Italia, cuya frontera está a unos pocos kilómetros de su localidad de origen.
Nunca le gustó ir a la escuela y a los 15 años la abandonó para convertirse en dibujante en prácticas del estudio arquitectónico de Carloni y Camenish en Lugano (Suiza). Allí, Mario Botta se dio cuenta de que su talento natural para dibujar lo llevaría a la arquitectura. En 1961, dejó aquel trabajo y comenzó a asistir a la Escuela de Arte de Milán (Italia). Tras graduarse, viajó a Venecia para inscribirse en el Instituto Universitario di Architettura (IUA), donde vivió entre los años 1964 y 1969 y conoció a tres gigantes de la arquitectura, Le Corbusier, Louis Kahn y Carlo Scarpa, con los que trabajó y de los que aprendió. Precisamente, fue Scarpa quien le mostró las innovaciones de la arquitectura moderna tal como fueron interpretadas por el movimiento neorracionalista y le inculcó su amor por los materiales y la composición.
Después de graduarse, Botta regresó a Suiza y se instaló en Lugano para empezar a trabajar como arquitecto profesional. Lo primero que construyó fue una vivienda unifamiliar en Cadenazzo, otro municipio del cantón de Tesino (1970-1971). En sus casas busca las raíces y la identidad de un lugar en particular, porque las tradiciones culturales son importantes para Botta. Siguiendo las ideas de Kahn, cree en la reorganización de la relación entre el ser humano y su propio entorno.
El estilo de Mario Botta es imponente, pero también fuerte y austero, con un gran sentido de la geometría. Sus edificios combinan muros pesados de hormigón y ladrillo con estructuras livianas de acero y vidrio. Entre sus primeras obras destaca la casa Rotonda en Stabio, cilíndrica y construida con ladrillos de hormigón y de aspecto muy compacto.
Su trabajo se puede ver ampliamente en Suiza, particularmente en la región de Tesino y también en la Médiathèque de Villeurbanne (1988), en el Museo de Arte Moderno de San Francisco (1994) o en la Catedral en Évry (1995). También diseñó el Europa-Park Dome en el complejo del parque temático Europa-Park de Alemania. Las obras religiosas de Botta, incluida la Sinagoga Cymbalista y el Centro de Herencia Judía (Israel), se mostraron en el Instituto Real de Arquitectos Británicos (Londres) durante una exposición titulada ‘Architetture del Sacro: Oraciones en piedra’.
En 1998, diseñó la nueva estación de autobuses de Vimercate —cerca de Milán—, un edificio de ladrillo rojo conectado a muchas instalaciones que subrayaban el desarrollo de la ciudad. También trabajó en la renovación del teatro de La Scala, que causó cierta controversia porque los conservacionistas temían que se perdieran detalles históricos. Otras de sus grandes obras son la sede central de la Banca del Gottardo en Lugano (Suiza); el edificio principal de la Unión de la Banca Suiza (Basilea); el Edificio Florida 40 (Buenos Aires); la Biblioteca Municipal de Dortmund (Alemania); las oficinas centrales de Harting Technologiegruppe, en Minden (Alemania), y la Torre Kyobo y el Leeum-Museo de Arte Samsung, ambos en Seúl (Corea del Sur).
Entre sus numerosas distinciones, Mario Botta posee la Legión de Honor de Francia (1999).