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El futuro es de las ciudades flotantes

En un contexto de crisis climática y crecimiento desmedido, el día de mañana deja muchas incógnitas al ser humano. Naciones Unidas advierte de que hasta el 90 % de las grandes urbes son vulnerables al aumento del nivel del mar, y la sobrepoblación es una amenaza que llevamos décadas escuchando y que cada vez resulta más tangible. De hecho, la expansión de la población urbana expulsa paulatinamente a las familias más pobres, empujándolas cerca del agua, con el incremento de costes de vivienda que conlleva.

Todo esto pide a gritos una solución ambiciosa, y podemos estar ante una que incluso ha sido avalada por la ONU: las ciudades flotantes. Expandirnos hacia el océano sobre la base de un desarrollo sostenible podría ser la mejor manera de adaptarnos al aumento del mar y de evitar la escasez del suelo. Estos proyectos son un ejemplo de ello.

Oceanix Busan

Esta es una de las ciudades flotantes con más perspectivas de ver convertida en realidad algún día. Se trata de un proyecto presentado por Naciones Unidas, la empresa de tecnología azul Oceanix y la Ciudad Metropolitana de Busan (Corea del Sur), pues busca dar solución a los graves problemas que enfrentan esta y otras ciudades costeras. Conformada a partir de plataformas, Oceanix Busan se adapta al aumento del nivel del océano y acogería a 12000 residentes y visitantes. En total, serían 6,3 hectáreas de barrios interconectados, cada uno de ellos con un propósito específico: convivencia, investigación y alojamiento.

Maldives Floating City

Inspirada en la profunda cultura marinera de los habitantes de las islas de Maldivas, esta ciudad flotante es un proyecto de Dutch Docklands y del gobierno del país. Lo más llamativo es que la urbe tendría una estructura de carreteras y canales de agua basados en la naturaleza, asemejándose a la forma en la que se organiza el coral cerebral.  Su extensión sería de más de 200 hectáreas y se situaría cerca de Malé y del aeropuerto.

Lilypad  

Nunca la veremos hecha realidad, pero Lilypad es un ejemplo perfecto de que las ciudades flotantes son un lienzo en blanco. Su creador, el arquitecto ecológico belga Vincent Callebaut, la define como una “ecópolis flotante para refugiados climáticos”, con capacidad para 50000 personas. En este sentido, esta urbe se serviría de energías renovables como la solar, eólica y mareomotriz, y reciclaría todos sus desechos. Pero nos hemos dejado lo mejor —y más fantasioso— para el final, pues una de las cualidades de Lilypad es que podría surcar los mares y los océanos aprovechando las corrientes marinas.

Oxagon

Es hora de reimaginar las ciudades industriales. Oxagon busca acelerar los avances de la ‘Industria 4.0’ y apostar por el principio de circularidad. El objetivo es levantarla en el mar Rojo, al noroeste de Arabia Saudí, y contaría con un puerto con cadena de suministros integrada. Por supuesto, funcionaría al 100% con energías renovables, formando todo un ecosistema de investigación e innovación colaborativo. Esta localidad flotante se enmarca dentro del megaproyecto urbano Neom, que pretende levantar en la provincia de Tabuk ciudades faraónicas como The Line.

Dogen City

Definida por la firma N-Ark como una “ciudad sanitaria inteligente”, Dogen City integra arquitectura de vanguardia, un entorno alimentario, datos, energía y recursos oceánicos. Este proyecto proviene de Japón y la idea es que funcione a nivel de ciudad, pero con la habitabilidad de un pueblo. Así, cuenta con un diámetro de 1,58 kilómetros y con cuatro kilómetros de circunferencia, siendo muy llamativa su organización en forma de anillo. Su finalidad se divide en dos puntos: proporcionar atención médica inteligente a sus residentes y posicionarse como una ciudad independiente en caso de desastre natural.

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