Si nos adentramos en los páramos de la sierra Alto Trata, en Eslovaquia, encontraremos en el camino una silueta que no parece haber sido esculpida por la naturaleza. Representando la forma pura de un cubo, el estudio checo A8000 edificó hace varios años una obra que se ‘cuela’ en el paisaje de manera sorprendente.
Este bloque descansa sobre tierras a más de 2000 metros de altura sobre el nivel del mar y se erige a partir de uno de sus vértices. La firma señala que su cometido es evocar “ligereza” y “aleatoriedad”, ofreciendo una impresión de “canto rodado dejado por un glaciar en retirada”. Una construcción singular que gana enteros desde la distancia, pues sus bordes afilados se fusionan con los contornos de las rocas circundantes, lo que proporciona una integración armoniosa.
Sin duda, también destaca la llamativa distribución de las ventanas, repartidas de forma irregular y compartiendo protagonismo con el revestimiento metálico y los paneles fotovoltaicos. Se consigue, así, una superficie reflectante que se atisba desde kilómetros.
Por dentro, el cubo se convierte en una acogedora cabaña, en la que la madera de abeto rojo ofrece sensación de calidez y de refugio frente a la nieve. Aquí tenemos tanto un área de descanso como un restaurante y una terraza. Vaya experiencia resguardarnos aquí, ¿verdad?