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Una ventana hacia el Teide

Tenerife tiene multitud de miradores mágicos y está plagado de enclaves especiales en los que disfrutar de un momento único con unas maravillosas vistas. Los hay para todos los gustos: desde los que dan al inmenso océano, hasta los que nos permiten ver profundos valles y abruptos barrancos. Por eso, nos gustaría enseñarte uno algo más desconocido, totalmente natural y con una vista al Teide tan fascinante como peculiar.

Llegar es sencillo, pues el camino que hay que recorrer es una parte de la ruta número 17 del Parque Nacional del Teide. La que lleva hasta Igueque por la divisoria de los valles de La Orotava y Güimar. Tras caminar un kilómetro por una pista bastante ancha, sin apenas desnivel y sin dificultad, llegaremos a este emplazamiento.

Las vistas desde ese punto son impresionantes. Al norte vemos el Puerto de la Cruz (a las faldas del Valle de la Orotava) e, incluso, La Palma en los días más despejados. En la otra dirección, puede contemplarse el Valle de Güimar con el macizo de Anaga y Santa Cruz a lo lejos. Como guinda del pastel, a través de una caprichosa cavidad en una formación rocosa, podemos deleitarnos con la majestuosidad del Teide en todo su esplendor.

Es, sin lugar a dudas, un rincón muy especial para disfrutar de uno de los mejores atardeceres de la Isla. ¿Te animas?

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