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Un viaje al fin del mundo

Viajar a la Antártida es mucho más que unas simples vacaciones. Es una aventura al último rincón verdaderamente salvaje del planeta, donde la naturaleza manda y el ser humano es solo un visitante más.

Si alguna vez has soñado con pisar el continente blanco, abrigarte hasta los dientes y ver pingüinos de cerca, entonces este viaje te podría cambiar la vida. Pero… ¿Cómo funciona todo? ¿Cuánto cuesta? ¿Quiénes lo hacen posible? Aquí te contamos todo lo que necesitas saber.

Fascinación centenaria

El interés por la Antártida no es reciente. Desde hace más de 100 años, exploradores han desafiado el clima extremo del continente. El británico Ernest Shackleton es probablemente el más famoso de estos pioneros, quien, a principios del siglo XX, lideró varias expediciones épicas. A pesar de que los primeros viajeros iban con fines científicos o exploratorios, los viajes turísticos comenzaron un poco más tarde.

El turismo a la Antártida arrancó en serio en la década de 1950, cuando los primeros barcos con turistas curiosos zarparon hacia el sur. Sin embargo, fue en los años 90 cuando se vio un auge más considerable. Desde entonces, cada año llegan más visitantes, lo que ha convertido a este rincón del mundo en uno de los destinos más exóticos y deseados.

Viaje austral

La mayoría de las expediciones turísticas a la Antártida parten desde Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, conocida como la ciudad más austral del mundo. Desde allí, te embarcas en cruceros que cruzan el mítico Pasaje de Drake, un trayecto famoso por sus fuertes vientos y olas que pueden convertir tu travesía en una auténtica aventura en alta mar. ¡Por lo tanto esta aventura no es apta para quienes se marean fácilmente!

El viaje en crucero desde Ushuaia tiene una duración aproximada de 10 a 14 días. Durante ese tiempo, no solo cruzarás el Drake, sino que también harás paradas en diversos puntos del continente antártico para desembarcar y disfrutar de la fauna, los paisajes y, en algunos casos, de atrevidas actividades.

En cuanto a precios, la aventura no es precisamente barata. Dependiendo de la duración, el tipo de barco y las comodidades que busques, un viaje estándar ronda entre los 4,500 y 13,000 euros por persona. Las opciones más exclusivas, con más lujos y comodidades, pueden alcanzar los 20,000 euros o incluso más. También existen paquetes más cortos, de unos 7 días, que tienen un costo aproximado de 5,000 a 7,000 euros.

Si prefieres acortar la travesía en barco, otra opción es volar directamente a la Antártida. Algunas empresas, como Antarctic Airways, ofrecen vuelos desde Punta Arenas (Chile), evitando el Pasaje de Drake y permitiéndote llegar en menos de 3 horas. Eso sí, esta opción es considerablemente más cara.

Entre las compañías más reconocidas que organizan viajes a la Antártida están Quark ExpeditionsPonantHurtigruten, y Oceanwide Expeditions. Estas empresas especializadas ofrecen distintas modalidades de viajes, desde los más básicos hasta los más lujosos, con guías expertos y programas diseñados para respetar el entorno antártico.

A la hora de organizar tu viaje, no olvides que entre tus gastos deberás tener en cuenta mucho más que los vuelos y el crucero, ya que deberás pagar visados, seguros, ropa y equipamiento, entre otras cosas.

Naturaleza en estado puro

La fauna es el principal atractivo: pingüinos, focas, ballenas y aves marinas se roban el protagonismo. La sensación de estar en un lugar donde el ser humano ha intervenido tan poco es increíblemente refrescante. Además, los paisajes son asombrosos: glaciares imponentes, icebergs gigantes y montañas cubiertas de nieve que parecen sacadas de una película de ciencia ficción.

El turismo en la Antártida también suele incluir actividades como senderismo sobre hielo, paseos en zodiac (botes inflables), avistamiento de ballenas y, para los más atrevidos, incluso la posibilidad de nadar en las aguas heladas.

A pesar de todo esto, si estás considerando hacer este viaje, es importante que sepas que, debido a la fragilidad del ecosistema antártico, cada turista debe ser consciente de su impacto.

Las empresas de turismo trabajan arduamente para asegurar que sus actividades no dañen el entorno. Además, existen normas estrictas sobre lo que puedes y no puedes llevar contigo. Por ejemplo, no se permite dejar residuos ni interactuar directamente con los animales. Si vas a visitar la Antártida no dudes en infamarte sobre todas las recomendaciones medioambientales.

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