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Un respiro para el planeta

“No hay mal que por bien no venga”, la frase más repetida estos últimos días en las redes sociales, los grupos de WhatsApp y las familias. La naturaleza y nuestro planeta nos estaban pidiendo un descanso desde hace bastante tiempo y han decidido dárnoslo de golpe. Un respiro del humo de fábricas y coches, del consumo masivo y la sobreproducción. En definitiva, una tregua con el ser humano.

El frenazo en la economía mundial ha supuesto una reducción en las emisiones de gases relacionados, sobre todo, con la energía y el transporte. Pero lo más sorprendente es lo que ha pasado en China, la fábrica del mundo y uno de los países más contaminados del globo. En concreto, Wuhan (foco de la pandemia del coronavirus) es una de las ciudades más afectadas del territorio a causa de la contaminación ocasionada por la producción de energía a base de carbón, la industrialización y el crecimiento de la tecnología y el transporte.

A raíz del cierre y entrada en cuarentena de la ciudad (a la que luego se uniría el resto del país) las actividades industriales chinas se fueron deteniendo una a una para evitar la propagación de la enfermedad. Pero, más allá de ayudar a parar la expansión del virus, el parón chino supuso un alivio para el planeta y para el país, antes casi invisible a vista de satélite en sus zonas urbanas por culpa de la polución.

La normalidad en países tan contaminados como China es la existencia de una densa nube amarilla  de dióxido de nitrógeno que, tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea, se encargan de monitorizar y vigilar diariamente. Aunque el primer mes del año la nube cubría casi la totalidad del territorio urbano, en febrero todo cambió. Y es que la población no solo tiene que hacer frente a un virus, sino también a las enfermedades causadas por la contaminación del aire (asma, tos…) que a veces resultan, incluso, mortales.

Sin embargo, no solo China ha dado un respiro al planeta, el resto de países también. La BBC informó que en la ciudad de Nueva York, por ejemplo, el monóxido de carbono procedente de los automóviles se había reducido en casi un 50% en relación al año anterior. Asimismo, la pandemia ha hecho que se registren los niveles más bajos de contaminación en las principales ciudades de Europa.

El satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) Sentinel 5, ha mostrado unas imágenes que hacía bastante tiempo que no se veían en el continente. Los cielos de Madrid, París o Milán no se parecen en nada a lo que existía el pasado año por estas mismas fechas o, incluso, a lo que se podía observar en la última década.

La Puerta del Sol nunca ha estado tan vacía y la Fontana di Trevi se ha quedado sin sueños que hacer realidad, pero le hemos dado un respiro (desde hace tiempo pedido) a nuestro hogar. No obstante, esta situación volverá a cambiar para, de nuevo, dar paso a las producciones, trabajos y movimientos masivos alrededor del mundo. Tuvimos una tregua con el planeta, pero deberíamos  aprender a escucharlo más a menudo.

© ESA
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