Hace unos seis años, Paco y Dácil, provenientes de otros sectores y sin vinculación previa con el mundo de la ganadería, decidieron poner nombre a su sueño: Tamareo. Su significado, acuñado por Paco y sus amigos en la adolescencia, se refiere a un buen trato, chollo u oportunidad. Precisamente, una oportunidad es lo que surgió gracias a las ganas de vivir en el campo, en Tenerife, de hacer un producto real, primario, en el que controlar todo el proceso, a las que se sumaron las historias del abuelo de Paco, que había sido ganadero en la posguerra de Jaén.
Su ganadería está compuesta, esencialmente, de cabra tinerfeña norte y mestiza. Cuenta con unas 100 cabezas entre producción, machorras, recría y machos. Todos sus productos se realizan con leche cruda y cuajo vegetal de cardo, entre los que hay queso fresco, queso madurado con moho, queso semicurado sin prensar, queso semicurado tradicional con pimienta negra y queso curado. Podrás encontrarles en su quesería, situada en el Barranco de Las Lajas y en Tacoronte, en el Mercado Municipal —martes por la tarde—o en el Mercadillo del Agricultor —sábados por la mañana—.
Nuestra experta en quesos, Zebina Hernández, no solo nos descubre esta ganadería, sino que nos invita a sentirla a través de la nota de cata de sus quesos:
VISTA: Blanco marfil, característico de los quesos de leche de cabra.
OLFATO: intensidad media, ligeramente acídulo, recuerdos a nata, yogur natural, pasto y ligero recuerdo a champiñón en los madurados con moho.
TEXTURA: húmeda, suave, soluble, nada elástica.
BOCA: ligeramente ácido, suave y cremoso, persistencia media y, de nuevo, recuerdos a champiñón en el retrogusto.