Te echo de menos. Sí, sin lugar a dudas. Han sido nueve largos (y tristes) meses sin ti. Aunque parecen haber pasado nueve años. Y es que, a veces pienso que no puedo vivir sin ti; que si tú no estás, lo pierdo todo. (Efecto de sonido de disco rayado).
Disculpen de veras este comienzo ñoño y romántico, pues he de decir que me he puesto algo sentimental. No tiene nada que ver con el amor… O sí, sí es amor, pero no por una persona, sino por un sector. Concretamente un sector que mueve más de 20.000 millones de euros en nuestro país, más de 250.000 puestos de trabajo directos y que contribuye a su vez con el 1,8% del PIB. ¡Ojo! Son más de 25.000 empresas vinculadas. No es moco de pavo, ¿eh?
El 14 de marzo, tú, querido ocio nocturno, partiste sin beso y sin flor y peor aún, sin explicación alguna. Fuiste el primero en cerrar y, por supuesto, el más castigado. Fuiste señalado con el dedo y declarado presunto culpable y causante de todos los “malus pandemus” habidos y por haber…
Ya lo decía el David de las Heras: “¿Qué diferencia hay entre una discoteca y una tarde de copas más allá de una licencia?”. A mi solo me queda pensar que está en nuestras manos salir reforzados y fuertes de esta. ¿Seré yo el único que piense que, quizás, en vez de seguir desangrándonos es hora de dar visibilidad a la situación que vivimos y despertarnos ante este atropello?
Sólo en Canarias más de 1.300 locales se dedican a ofrecer una actividad de ocio diurno/nocturno, entre otras, gracias al formato de doble licencia que emplean para desarrollar una oferta mayor y de calidad. Esto lo pueden hacer gracias a su ubicación. Se encuentran en centros neurálgicos de gran afluencia turística. No obstante, enfrentándose a un cero turístico y sin ayudas directas se ven obligados a bajar la persiana definitivamente. En fin, ¡no estoy aquí para hablar de eso!
Continúo poniéndoles en situación: al comenzar la famosa desescalada, muchos empresarios, emprendedores, hosteleros, bailarines, artistas, cocineros, maitres, camareros, bartenders, DJs, y un largo etcétera, tuvimos que escuchar aquello de que teníamos que reinventarnos… Eso, con suerte, a otros simplemente nos cerraron.
Si analizamos el término reinventarse, la RAE nos dice que es “volver a inventar”. Bastante lógico. Lo digo porque realmente a dónde quiero llegar es a lo siguiente: quizás el ejercicio de reinventarnos lo hemos aplicado de manera superficial y no quiero ofender a nadie, (ojo). Pero sí he de mencionar que introducir a nuestro modelo de negocio un servicio a domicilio y llamarlo reinventarse ¡es para mear y no echar gota!
Estamos sufriendo cambios gigantescos en los hábitos de consumo de la población, en gran parte, debido a la introducción de nuevos canales de distribución de alimentos y bebidas (llámese Glovo, Just Eat, Deliveroo, etc). Estas empresas comienzan a abarcar algo del mercado del sector de la hostelería, y es por ello que se veía venir la necesidad de introducir (mucho antes de la pandemia) un servicio a domicilio en estos negocios; ya sea una tasca, taberna, el kebab de la esquina o un gastronómico… Pues el valor experiencial por el cual se consumen nuestros productos se puede recrear de distintas maneras sin estar en el establecimiento. Por supuesto, siempre será mejor visitar personalmente el local pero tanto la tecnología como el I+D nos pueden llevar muuuuy lejos. En definitiva, al gurú que predijo que esto sería la gran salvación del sector de la hostelería (hablamos de pérdidas de hasta mil millones de euros) desconozco que se le estaría pasando por la cabeza.
Con esto quiero decir, que tenemos que practicar este ejercicio con o sin pandemia para lograr nuestros objetivos a medio y largo plazo, e insisto, muchos ya lo hacían. Somos creadores de experiencias, proveedores de productos acompañados de emociones, sensaciones, momentos, en definitiva, servicios. Dejamos de hablar de producción para convertirlo en “servucción” (término que recojo de P. Pitarch). Ahí es donde ofrecemos la excelencia que nuestros clientes están dispuestos a intercambiar por su dinero, ya que lo perciben con un valor superior porque entra en vigor un aspecto muy importante: la parte humana. Y por supuesto, esto engloba a todo el sector de la hostelería, no solo al ocio nocturno.
Pongo, ahora sí, un ejemplo práctico relacionado al ocio nocturno y es, nada menos, que Why Not Nightclub (WN).
WN ostenta desde hace seis años de manera consecutiva el reconocimiento a mejor discoteca de Escocia por los Scottish Entertainment Awards y los Late Night Venue Awards y, dónde tuve el privilegio de formar parte del equipo de dirección hace dos años. Igual que en España, el ocio nocturno quedó clausurado hasta nueva orden (sin previsión de apertura alguna). No relato el paquete de medidas adoptado por todos los países porque entiendo que ya las conocemos. Añado, también, que Escocia es la única región del mundo donde queda totalmente prohibido reproducir música en locales de ocio. Esto supuso un gran varapalo para el sector que en Reino Unido representa 754.000 puestos de trabajo directos. Por ello, a priori se analizan los cambios y nuevas tendencias en el sector de la noche donde se aprecia que comienzan a emerger los llamados Late Night Bars, que ofrecen ese ambiente de bar pero hasta altas horas de la madrugada. El cliente disfruta de una mejor experiencia en cuanto a valor añadido, calidad de servicio y calidad de ambiente. Me explico, se puede seguir siendo un high volume con alta rotación, grandes márgenes y gran volumen de ventas; pero siendo más selecto y cuidando hasta el más mínimo detalle de la experiencia.
En España pasa igual, el boom de los brunch, el tardeo o el juernes; la fusión entre gastronomía y ocio, etc, hacen que el sector vaya cambiando y girando las tornas hacia un ocio nocturno más cultural, familiar, diverso e inclusivo. Aunque aquí echo el freno porque, mayor valor experiencial igual a mayores costes, claro. Alguien tiene que pagar la mayor calidad de producto en el trago, las presentaciones espectaculares y el show en mesa o el servicio. Recientes estudios demuestran que el 86% de los clientes estarían dispuestos a pagar más por un servicio de mayor calidad y que recree una experiencia con mayor valor añadido. Lo cual, desde luego es una gran ventaja competitiva.

Continuando con la historia del WN, este decidió hacer un gran cambio en su operativa y abrir como Cocktail Bar. E insisto, por esa posibilidad que ofrece el gobierno a adaptar temporalmente su licencia durante la crisis. Asumiendo grandes riesgos y transformando un local con cinco ambientes (donde se incluye una terraza y un aforo total de hasta 1.000 personas), entendiendo que no hay lugar para acoger a grandes multitudes en un plazo largo de tiempo realizaron un proyecto piloto en la terraza del local durante dos meses (The Rose Street Garden) que resultó exitoso y ampliaron hacia las otras salas que tiene la discoteca como la pista de baile (The Secret Garden). Pero quiero recalcar que ese éxito nació no solo de contar con elementos decorativos únicos como jardines verticales; árboles gigantes mágicos que se iluminan o un menú de coctelería divertido y con presentaciones únicas. También, gran parte del triunfo se debe al desarrollo de una App “contact less” (Play Media) donde los clientes piden tanto comida como bebida, a través de la misma. Escaneando un código QR en la mesa se accede a la plataforma y desde ahí el cliente tiene una imagen visual e integral del menú donde también puede pagar vía Apple Pay o Android Pay.
Con todo esto, han conseguido salvar al 60% de su plantilla fija y son todo un ejemplo a seguir y en el que apoyarse para intentar sobrevivir y salir de nuevo, como decía, reforzados de esta situación que parece no acabar nunca.
A título personal, creo que estamos viviendo un gran proceso de aprendizaje. De una idea loca puede salir una alternativa o la solución temporal a un problema que nos tiene a todos tirándonos de los pelos. Escuchemos a quien, de verdad, conoce y entiende de lo que está hablando para no coger la salida fácil y apostemos siempre por el presente, más que por el futuro. Cambiemos las reglas del juego. Porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?
TODO nace en nuestros bares, restaurantes y desde luego discotecas; Ese brindis, esa primera cita, incluso hasta cómo se conocieron mis abuelos, o esos últimos minutos de baile ya con las luces blancas encendidas cerrando la discoteca. Miles de historias que forjan nuestra esencia, nuestra cultura y nuestra vida… Es así, lo llevamos en el ADN. Son las pequeñas y medianas empresas las que luchan día a día por alcanzar su sueño, que es brindarte los mejores momentos de tu vida.
Por último, GRACIAS. No quiero desaprovechar la ocasión para elogiar la gran labor que hacen todos los empresarios de este País, de las Islas y en especial mi Tenerife. En los tiempos que corren solo puedo pedirle a este 2021 una pronta recuperación del sector. Nos encontramos en la recta final, falta muy poco para despedir este fatídico año, para poder volver a vernos todos; para poder abrazarnos y no soltarnos; para perdernos viajando en un destino como las Islas Canarias; para no volver a separarnos de ti y que sientas el bajo de los altavoces como antes y nos deslumbres bailando bajo los focos.
Sin más, les deseo una feliz normalidad y una próspera novedad este 2021. O como quiera que se diga ahora…
Carlos Ríos Roda.