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@olivier_rousteing

Olivier Rousteing, el transgresor de la norma

“Cuando eres adoptado y no sabes de dónde eres, no tienes límites porque no los conoces, pero sí que sabes hacia dónde quieres ir”

El director creativo de Balmain es todo un transgresor. Creemos que ese es uno de los adjetivos que mejor lo define, y no solo por su trabajo; claro que no. Más bien porque él en sí es todo un desafío a los límites establecidos. Un niño huérfano, que soñaba con tener una vida de lujo y que, a pesar de su juventud se ha convertido en el primer diseñador negro en hacerse con el mando de una firma parisina. Pero reducir su historia a eso, sería un sacrilegio, así que vayamos por partes…

Olivier Rousteing nació el 13 de septiembre de 1985; con apenas cinco días llegó a un orfanato de Burdeos, donde pasó algunos meses hasta ser adoptado por una familia blanca. Esto no tendría mayor importancia, de no ser porque cómo él mismo ha confesado, en aquella época no era algo demasiado habitual, lo cual le dificultó su etapa en el colegio.

Sin embargo, pronto encontró pequeños momentos de escape y distracción que fueron fraguando los cimientos de lo que es hoy en día. Aquí es donde entra en juego su abuela Suzelle, que le inculcó su gusto por la belleza y lo estético. Con ella iba a la ópera y, cuando tuvo edad para hacerlo, empezó a salir por las noches. Suponemos (aunque no tenemos la certeza) que fue ella la que también le dio el impulso de trasladarse a París para perseguir su sueño de ser actor. También ha contado en alguna ocasión que cuando era pequeño su madre “se empeñó” en que fuera modelo. Lo cierto es que, ni una cosa ni otra. Finalmente, se decantó por estudiar en la Escuela Superior de Artes y Técnicas de la Moda. Y ni tan mal, ¿no?

Tras graduarse en el 2003, comenzó a trabajar como ayudante de Roberto Cavalli y pronto empezó a despuntar; también formó parte del equipo de Peter Dundas. Del primero destaca su generosidad y agradece su confianza; y del segundo su perfeccionismo y su precisión. En 2009, buscando cambiar de aires, entró en Balmain, donde colaboró con Decarnin, director creativo de la Casa, en aquel entonces. Dos años después, este abandonó y Rousteing tomó las riendas con apenas 24 años y con un firme propósito: “Vengo de un orfanato y mira dónde estoy. Quiero demostrar que la moda es para todos, vengas de donde vengas”.

 

 

A partir de ahí, se convirtió en el mejor amigo y, por supuesto, en el modisto de cabecera de las influencers del momento. Se dice que no hay fiesta en la que no se le vea… es habitual compañero de las Kardashian, Jennifer López, Beyoncé y, ¿cómo no? su musa Kendall Jenner.

En el año 2015, llegó su tan esperada colaboración con H&M, convirtiéndose en todo un éxito y acercándonos prendas plagadas de brocados, brilli-brilli y juego de volúmenes. “Cuando era más joven y empecé a ir a desfiles, pensaba ‘oh, dios mío, me gustaría poder pagar esta chaqueta, esos pantalones’. Recuerdo mi sentimiento de frustración por no poder darme esos lujos. Sé que mis seguidores en Instagram sueñan con algunos de mis diseños y ahora podemos hacer que suceda”, afirmó al presentar la colección.

Hace unos meses, en su último desfile, Olivier bailó en la delgada línea que separa lo vintage de lo ultramoderno, con mucha gracia, dicho sea de paso, y dejó para el recuerdo divertidos trajes de chaqueta color amarillo neón con hombreras (casi) imposibles y el lema de que para ir hacia el futuro no debemos perder de vista el pasado.

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