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Anish-Kapor

Anish Kapoor: el dueño del negro absoluto

“Hay juegos a los que debes jugar solo; el primero es ‘la primera es la mejor idea’. No te quedes sentado pensado qué hacer, hazlo directamente. Estamos tan acostumbrados a pensar en lo que podemos o no hacer y cómo deberíamos ser que se nos olvida lo que tenemos dentro. El trabajo del artista consiste en encontrar lo que tiene en su interior. Buscarlo”. 

Anish Kapoor lleva décadas buscando y explorando su interior. En este recorrido ha creado obras únicas, llamativas y, a veces, controvertidas que le han convertido en uno de los escultores más famosos e influyentes del mundo.

Kapoor, que nació en India en 1954 y creció en un pueblo en las estribaciones del Himalaya, al que se refiere como “una presencia constante y misteriosa que ha estado presente” en su trabajo desde el principio, descubrió muy joven cuál era su vocación. “Como todo buen niño indio, tenía muy claro que lo único posible era ser ingeniero, pero, en cuanto tomé la decisión de ser artista a los 17 años, supe que era lo mío”.

Más de cinco décadas después, lo encontramos en su taller en expansión situado en Camberwell, al sur de Londres, con una lista de premios, entre ellos el título de caballero por su servicio a las artes, concedido en 2013. Famoso por experimentar de manera atrevida, intrépida y vanguardista con formas y escalas diferentes y por usar la ingeniería de un modo sorprendente, Kapoor mantiene una curiosidad y un asombro infantiles que no dejan ver que pronto cumplirá 70 años.

“Uno de mis objetivos siempre ha sido apartarme. Venir al taller y trabajar todos los días para que surjan cosas”. 

A Kapoor le encantan las ilusiones ópticas. Por eso, las superficies y los espejos convexos y, en concreto, cóncavos son recurrentes en sus obras. “Los objetos son ilusorios, nunca son lo que parecen en un primer momento. Los miramos con amor, odio, repulsión, curiosidad… Siempre hay una conversación con el espectador. Los artistas aprendemos en público, nunca sabemos si nuestro trabajo va a triunfar. Tienes que arriesgarte”. 

Sin duda alguna, arriesgarse le ha dado buenos resultados. Entre sus obras más famosas, que suelen ser encargos públicos, se encuentran Cloud Gate (2006) en el parque Millennium de Chicago, una escultura reflectante de acero inoxidable más conocida como ‘La Judía’, Sky Mirror (2001) en Norfolk y ArcelorMittal Orbit (2012), una estructura tubular de acero que gira y se retuerce. Esta fue construida con motivo de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y por ella puedes deslizarte después de contemplar desde arriba las espectaculares vistas de la capital. 

Otras de sus obras tienen nombres que parecen sacados de películas de terror: Dirty Corner, Shooting into the Corner, Dismemberment, Site 1… Y el color es una marca distintiva de su trabajo, en especial el rojo. “La gente puede preguntarse a qué se debe mi obsesión con el rojo, por qué lo uso una y otra vez. Y es que no puedo evitarlo, está dentro de mí”. El negro también está muy presente. Es tan importante para Kapoor que en 2016 consiguió derechos exclusivos para usar el Vantablack, el negro más oscuro que existe. Esto no sentó bien a muchos artistas, ni en su momento ni ahora. 

Es evidente que la oscuridad, el vacío y el interior son temas que se repiten. Todo cobra sentido cuando descubrimos que lleva décadas haciendo trabajo de psicoanálisis. “Uno no hace psicoanálisis por diversión. Llevo con ello unos 30 años porque lo necesitaba y me encanta el hecho de que es un proceso que sugiere que el mundo interior es tan importante, si no más, que la realidad exterior”.

“Ser artista es una carrera de fondo y abrirse de verdad a uno mismo es el trabajo más difícil que puedes hacer”, asegura.



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