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Maria Grazia Chiuri, misticismo romántico

Hay quien tiene claro su propósito de vida desde bien pronto, y este es el caso de Maria Grazia Chiuri, que afirma que no eligió dedicarse a la moda sino que nació dentro de ella.

Para ser exactos, esto fue en febrero de 1964, en una familia con cinco hermanas más, un padre militar y una madre costurera. Como cabría esperar, entre sus influencias se encuentra la fuerte presencia de todo lo que tiene que ver con la mujer. Esto y su espíritu activista la alzarían, años más tarde, como un icono feminista dentro de la industria. 

Eso sí, a pesar de lo que a priori podríamos pensar, su interés por dedicarse al mundo de la moda no le viene estrictamente de su madre, sino que empezó a desarrollarse con mayor fervor en la adolescencia. Por aquel entonces, le encantaba pasear por las calles de Roma —su ciudad natal— y descubrir pequeñas y encantadoras tiendas vintage, en las que adquiría prendas cargadas de carácter e historia y les dotaba de una segunda oportunidad.

Se formó en el Instituto Europeo de Diseño y, a los 25, fue a parar al departamento de accesorios de Fendi; donde estuvo durante 10 años y donde hizo grandes migas con su compañero Pierpaolo Piccioli. Ambos se fueron a trabajar a Valentino y, en 2008, se convirtieron en directores creativos, ganándose el respeto y la admiración de los fieles seguidores de la Maison y enseñando al mundo cómo se podía “llevar alta costura con actitud de calle”. 

Pero en 2016, se retó a sí misma, dándole a su carrera el salto definitivo; asumiendo la dirección creativa de Dior. En esta nueva etapa, se consolidó como la primera mujer en el puesto en los 69 años de la firma, algo muy relevante para alguien que se nutre de lo femenino. “No puedes planear la creatividad. Se construye día a día, pero lo más importante es mantener una visión clara a largo plazo para la marca. Y para alimentarla, en mi caso, resulta fundamental establecer un diálogo con otras mujeres, colaborar con artistas, escritoras, bailarinas, fotógrafas…”

Por esto, no es de extrañar que su primera colección fuera un canto a la igualdad y que llevara por bandera el hashtag #TheWomanBehindMyDress. Con cierto aire punk, pero sin perder el romanticismo más bucólico, la pasarela se llenó de mensajes reivindicativos, como el de ‘Todos deberíamos ser feministas’, que podíamos leer en la camiseta de una de las modelos y que acompañaba a una falda de tul en la que veíamos dibujados los signos del zodiaco. Un gran presagio de lo que venía en la espectacular colección primavera-verano 2021. En ella, Maria Grazia Chiuri dio la vuelta al mundo con su reinterpretación de los arcanos mayores del tarot Visconti-Sforza, en un increíble corto en el que el misticismo más puro nos hizo bailar entre lo intangible y lo palpable de cada diseño de inspiración medieval. 

Además, en su colección Crucero 2022, volvió a sorprendernos eligiendo a Atenas como perfecto escenario para resaltar la mitología griega y el papel de las mujeres y las diosas en ella y, ya de paso, como homenaje a Christian Dior, que en 1951 hizo una editorial en plena Acrópolis. ¡Bravissimo! 

 

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