Cenar bajo las estrellas se ha convertido en una experiencia gastronómica que cada día adquiere un mayor nivel. La restauración y la hostelería no paran de buscar fórmulas innovadoras para que sus clientes puedan admirar el cielo a la par que degustan sofisticados platos. Una de estas propuestas es realmente especial, pues supone disfrutar de la magia de la noche en un encantador iglú transparente. Se trata de una iniciativa de Pazo da Merced, un hotel situado en la ría de Ferrol, en La Coruña.
La idea se puso en marcha en agosto, gozando de tal acogida que los clientes debían reservar con mucha antelación si querían probar la experiencia. Estos iglús tienen capacidad para ocho personas cada uno y dentro de ellos los comensales se encuentran completamente protegidos de los caprichos del tiempo gracias a su climatización. Eso sí, si resulta agradable disfrutar de esta cena en una noche de verano, imagínate hacerlo en otoño o invierno mientras observas cómo llueve o escuchas las gotas repicar en el techo transparente. Y es posible, ya que el hotel seguirá con este servicio a lo largo de octubre, descansando en noviembre y volviendo en diciembre.
Para redondear la experiencia, el restaurante ofrece un carácter dinámico que busca sorprender al cliente. De este modo, la ubicación de la cocina y los iglús va cambiando. Los organizadores mueven periódicamente las instalaciones por los diferentes rincones del Pazo, aprovechando al máximo los bellos escenarios del lugar.
Además, el aforo reducido por iglú dispone de una doble ventaja. Por un lado, disfrutarás de un espacio exclusivo con los tuyos mientras ves las estrellas. Por el otro, tu grupo quedará aislado del resto de clientes del restaurante, evitando compartir un comedor común. En tiempos de Covid-19, esto posee una gran importancia.
Desde luego, esta original idea supone un incentivo más para hospedarse en el Pazo da Merced. Lo cierto es que el hotel adquiere vida gracias a unas instalaciones con mucha historia. Se construyeron a comienzos del siglo XVIII, con un diseño híbrido entre una casa señorial y un recinto industrial que daría lugar a la Fábrica de Curtidos de la Florida. Un siglo después pasaría a ser un convento franciscano. Ya en 1978, y deteriorado por el paso del tiempo, el Pazo sería sometido a un proceso de restauración por parte del arquitecto Alfredo Alcalá Navarro, que finalizaría en 1991. En ese momento, se convertiría en la primera Casa de Turismo Rural de La Coruña.
Como puedes ver, el recorrido del que ahora conocemos como Pazo da Merced es muy amplio, por lo que cenar en él adquiere un significado aún más especial. Sin duda, una historia muy interesante para contar en un iglú a la luz de la luna.