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El mundo desde los ojos de César Sar

César Sar, también conocido como El turista, se define como “tinerfeño de nacimiento y residente en Canarias por elección”. Ejerció como periodista durante 16 años, tras lo que decidió dejarlo todo para dedicarse a viajar. Así fue como surgió su primera vuelta al mundo, que dio fruto la serie de televisión El Turista de Fox Channel.

Hoy en día, César no solo viaja, sino que además es consultor, conferenciante y colabora con diferentes medios y empresas relacionados con la promoción turística. Además, cuenta con el segundo podcast de viajes más escuchado del mundo, con más de 900.000 reproducciones mensuales, y con miles de seguidores en sus redes sociales que siempre están pendientes de descubrir su nueva aventura.

¿Cómo definirás a César Sar?

Yo me considero por encima de todo un artista, un creador y un buscador de fortuna. O sea, me refiero a que soy una persona afortunada, de hecho, yo comienzo una de las dos conferencias que ofrezco, explicando a la gente la diferencia entre suerte, fortuna y privilegio.

Suerte es aquello que llega sin más y que no requiere ningún esfuerzo; el privilegio, por su parte, es lo que viene dado por ostentar una condición en un momento determinado de tu vida; mientras que una persona afortunada es la que ha requerido de un esfuerzo para encontrar esa fortuna, que ha requerido un trabajo, y eso es lo que yo hice.

Yo vendí mi casa, dejé mi trabajo, invertí todo lo que tenía y me fui a dar mi primera vuelta al mundo, que duró 13 meses y en la que visité 36 países. Yo arriesgué todo mi patrimonio y todo mi dinero para grabar una serie de televisión que luego, afortunadamente, se vendió a Fox Channel, y gracias a eso gané dinero y pude seguir viajando.

Dejé mi trabajo haciendo entrevistas políticas en abril del 2011 y desde julio del 2011 hasta hoy no he parado de viajar. He dado ya tres vueltas al mundo, he hecho la serie, he hecho otros documentales, hago promociones para países y todas esas cosas. De ahí, que me considere a mí mismo un hombre afortunado.

Imagino que te has convertido en el profesional que eres a base de ensayo y error, ¿qué fallos cometías al principio como viajero que la experiencia te ha ayudado a dejar de cometer?

La verdad es que hay muchos, muchísimos. Supongo que todavía sigo cometiendo muchos errores, pero, por ejemplo, te puedo contar dos cosas, una bastante mundana y práctica y otra que requiere mucho más tiempo.

La más mundana es que yo antes era de los que iba al aeropuerto justo de tiempo y eso no puede ser. Pueden ocurrir mil cosas, y aunque yo nunca llegué a perder un vuelo, estuve muchas veces al borde. Por eso, yo le recomiendo a todo el mundo que vaya con tiempo al aeropuerto. Ahora que cojo más de 120 vuelos al año, yo llego pronto al aeropuerto, pero eso lo he aprendido con muchos años de viaje. De hecho, ahora yo viajo tanto que ya tengo acceso a las salas para poder esperar un poco más cómodo, así que para mí merece mucho la pena llegar temprano y ponerme con el ordenador y luego ya voy a mí puerta de embarque y embarco con tiempo.

Y algo mucho más complejo que he aprendido con los años, va relacionado con no comparar los destinos y entender a la gente que visitas, no prejuzgar. En general, todos llegamos a un lugar con un prejuicio, que viene dado del conocimiento limitado que tenemos de ese lugar. Sin embargo, hay que entender a la gente de ese sitio. Por ello, es bueno documentarse antes un poco, intentar entenderles y conocer un poco su historia y en qué momento está esa gente. Por ejemplo, no es lo mismo ir a Haití hace 30 años, que ir a Haití hace 11 después del terrible terremoto que acabó con la mitad del país.

Entonces, entender el momento vital en el que están las personas en ese lugar ayuda mucho, así como no compararlo. La gente tiende a comparar, por ejemplo, cuando viene un estadounidense y quiere comparar a un español con un sueco por ser europeos, es lo mismo que les pasa a los chinos cuando los comparas con un japonés. No tienen nada que ver. Así que, bueno, con la experiencia y los años he aprendido a no cometer el error de comparar a un país con otro país, a un pueblo con otro pueblo.

Hablando de tus inicios, ¿cómo surge tu pasión por los viajes y cuál fue el primer destino al que viajaste?

Bueno, son dos cosas diferentes. El primer destino al que yo viajo no tiene que ver con la primera vuelta al mundo, yo ya viajaba antes. Yo hacía entrevistas políticas en Canal 6 y ahí estuve 16 años de mi vida. A los 35 años, cuando yo decidí dejarlo y pasarme al mundo de los viajes, yo ya había viajado mucho, había viajado por más de 30 países.

Mi primer viaje con recursos propios fue a Londres, y justo después me fui con una súper oferta que sacaron a Salvador de Bahía en Brasil. Tenía ahí unos 20 años, si no me equivoco, y todavía no había ni empezado a trabajar en la tele. Luego, lo otro viene 16 años después, yo seguí viajando en mis vacaciones, como la mayoría de la gente, y ahí decidí que quería dejar de hacer entrevistas políticas, porque me quería dedicar solamente a viajar. Y eso fue fruto de varias reflexiones.

Una de ellas, de la importancia de tomar tus propias decisiones, porque parece que no, pero tomar tus propias decisiones es lo que lo cambia todo. Muchas veces vamos a la deriva y vamos capeando el temporal, vamos navegando sin un rumbo demasiado establecido y las cosas simplemente suceden sin más. Y ahí es cuando nos preguntamos qué pasó con los anhelos que teníamos cuando éramos niños.

Cuando tú le preguntas a unos chavales jóvenes qué quieren ser de mayor, siempre te dicen cosas curiosas. Es muy raro el niño que, cuando tú le preguntas qué quiere ser, te dice funcionario y trabajar en el departamento de gestión de cuentas del ayuntamiento. No conozco a ningún niño que me diga eso.

Entonces, hablando una vez con Jon McBride, un astronauta de la NASA que tuve la oportunidad de conocer en el centro espacial Kennedy, él me decía que si todos los que cuando eran niños soñaron con viajar al espacio no hubiesen insistido en su objetivo, el hombre nunca hubiese llegado a la Luna.

A veces hay sueños que parecen inalcanzables, pero la realidad es que si te pones, te pones, te pones, te pones, existe una posibilidad de conseguirlo. También podrías no conseguirlo, pero existe la posibilidad, así que por lo menos intentarlo ya merece la pena.

Entonces, bueno, yo estuve dos meses pensando un poco en qué quería hacer y me di cuenta de que lo de hacer entrevistas políticas ya no era algo que me llenaba y que lo que a mí me gustaba era viajar y contarlo. Ahí fue cuando decidí que quería hacer mi propia serie de televisión. Me di cuenta de que no iba a tener dinero para hacerlo y que nadie iba a darme ese dinero. Así es que no me quedaba otra que capitalizarlo. Así fue como vendí el apartamento en el que vivía, cogí todo el dinero que tenía y me fui a viajar por el mundo, a 36 países. ¿Fue un riesgo? Sí, si no funcionaba, pues me habría arruinado, pero no tendría deuda y siempre podría ir a pedir trabajo en algún otro sitio. Así que, intentarlo ya merecía la pena.

Lo dije y lo hice. En realidad, primero lo hice y luego lo dije. De hecho, tomé la decisión y luego convoqué a un montón de amigos que no tenían ni idea de por qué estaban allí y les conté que había dejado mi trabajo en la tele y que me iba a dar la primera vuelta al mundo.

¿Podrías contarnos alguna experiencia en la que hayas pasado miedo o tensión y dónde fue?

No. Bueno, que haya estado y que ese sea el motivo por el cual no volvería, yo creo que no. Es cierto que hay países a los que no he ido por un motivo de seguridad. Eso sí.

Por ejemplo, no he estado en Venezuela porque me parece que es muy inseguro para una persona con mi perfil. El otro día en mi podcast contaba que se están filtrando las listas de pasajeros de los vuelos que aterrizan en Caracas y que hay mafias organizadas que se dedican a esto y luego van a chequear en Google qué personas son las que están aterrizando para ver si pueden ser susceptibles de un secuestro exprés para sacarle dinero a familias. Y claro, si tú pones mi nombre en Google, te saldrá que soy periodista de viajes y demás, entonces, es muy susceptible de que yo me convierta en un caramelito para las mafias organizadas y yo no quiero eso, evidentemente. Entonces, a Venezuela pues no he ido, aunque tengo muchísimas ganas de ir.

Y, por otro lado, ¿cuál es la cultura que más le ha gustado o en la que te has sentido más cómodo?

Esto es complicadísimo porque yo en general intento empatizar mucho con la gente del lugar, la gente a la que visitamos, y es que el mundo está lleno de lugares con gente que es espectacular. Pero es cierto que posiblemente casi cualquier país de América Latina deje en un viajero hispanohablante un mejor sabor de boca. Y además, a los españoles en general, en América Latina nos quieren mucho.

Yo siempre le pido a los turistas españoles que traten con cariño, que entiendan y que quieran a nuestros amigos latinoamericanos. Que entiendan sus particularidades y especificidades, que es súper importante, porque al final un latino sabe mucho más de España que un español de un ciudadano o de un país de América Latina. Por eso, yo animo a la gente siempre a conocer un poco más la cultura de cada uno de estos países, porque nada tiene que ver un panameño con un argentino, por ejemplo.

Pasando un poco a la actualidad, ¿qué nos podrías decir sobre los proyectos que tienes para este 2025?

Este año tengo como hasta un poquito más allá de mitad de año una serie de viajes organizados con mi comunidad, con los seguidores de la serie, del podcast o de las redes sociales. Yo propongo una serie de países y le digo a la gente ‘¿quién se viene?’ y organizo un viaje. Busco un proveedor de mi confianza, el destino, la fecha, chequeo el viaje, propongo cambios, elijo los guías, o sea, es un viaje totalmente diseñado por mí, en el que abro 12 o14 plazas y nos vamos varias personas.

Con ese criterio los destinos fueron en febrero, Myanmar; en marzo, Sri Lanka; en mayo, Japón; en junio, Kirguistán; en julio, Tanzania; en agosto, Islas Feroes; y en septiembre, Nueva York. Quien esté interesado me puede contactar en mi web, www.cesarsar.com,  a mi email cesarsar@gmail.com o en mis redes y yo les mando toda la información.

De ahí para adelante no tengo más viajes con la comunidad porque creo que en algún momento de este año es posible que emprenda un proyecto más gordo, que lleva ya un tiempo importante de retraso, pero yo espero que empiece a ver la luz ya. Por eso, no he querido cerrar más fechas de viajes con mi comunidad.

Luego yo tengo otros viajes que hago para promocionar destinos, por ejemplo, con empresas turísticas que me contratan, también para hacer consultorías o conferencias, pero eso ya son otros viajes que van apareciendo a lo largo del año

Entiendo que cuando viajas, no solo piensas en disfrutar, porque también es tu trabajo y tienes que preocuparte de cosas como grabar, organizar un grupo, planificar todo, etc. ¿Siempre viajas así o también hay veces que viajas solo por ocio?

Sí, hay viajes que hago por ocio y viajes que hago por trabajo, pero, afortunadamente, como soy dueño de mis propias decisiones, puedo elegir qué trabajos acepto y qué trabajos no. Entonces, por ejemplo, cuando hago estos viajes con la comunidad, ¿se puede entender que trabajo? Hombre, podría entenderse, pero la realidad es que no, yo lo hago por disfrutar de la compañía de mi comunidad, porque me da la oportunidad de conocer gente increíble. Ellos están del otro lado,

del otro lado de Instagram, del otro lado del podcast, al otro lado de la tele, pero no tengo la oportunidad de ponerles caras, nombres y apellidos, o preguntarles cosas, y saber que les gusta de viajar, de cómo sienten, cómo viven… Al final hay gente que también le gusta viajar, igual que a mi, pero que no tiene tanto tiempo o dinero para poder hacerlo. Entonces, la mayoría de mis viajes, incluso los que son de trabajo, yo los disfruto mucho, porque yo puedo elegir qué trabajo acepto y qué trabajo no.

Cuando te proponen una conferencia, por ejemplo, ahora en diciembre estuve en Colombia, y es un placer. Es cierto que voy y me pagan, pero ir a Colombia siempre es un verdadero placer, sobre todo cuando voy a una región nueva, que no conocía, como es Tolima, me llevaron ahí a los pies del Nevado del Ruiz, donde aquel volcán explotó y se llevó por delante tantísima gente. Y claro, estar en un sitio tan histórico, con una gente tan auténtica, pues es una pasada. Es cierto que me están pagando, pero es un placer, así es que la fortuna que tengo es que como ya puedo elegir a dónde voy y a dónde no voy, aunque sea de trabajo, sigue siendo un placer el viaje.

Aún así, es cierto que algunas veces hago algún viaje que es puro placer, o sea, por ejemplo, ahora estuve en fin de año y me fui a Tanzania, que es un sitio que he ido muchas veces, pero las últimas veces que he ido, he ido siempre con mi comunidad, que está increíble, pero esta vez dije, pues ahora voy a disfrutarlo simplemente y fue una maravilla.

Indudablemente vivimos en un archipiélago turístico, pero lleva siéndolo mucho tiempo. ¿Cuál crees que es el atractivo que hace que se haya mantenido tanto tiempo en el foco del turismo?

Bueno, yo creo que son la mezcla de muchas cosas. Uno, que si comparamos yo que sé Canarias con Egipto, la gente va a Egipto, ven las pirámides, pasa mucho calor, se queja de que todo es un poco desastre, es un país con más o menos seguridad y bueno, ven las pirámides, tal y cual, y se van. La infraestructura turística está más o menos, la infraestructura civil está de aquella manera, así que vas una vez y no vuelves, la mayoría de la gente no vuelve a Egipto, pero es un sitio que hay que visitar.

Sin embargo, más del ochenta y pico por ciento de los turistas que visitan Canarias son repetidores. O sea, ya han venido más de una vez.  Yo vivo cerca del Puerto de la Cruz, por ejemplo, y está lleno de matrimonios mayores de la España continental que vienen porque vinieron aquí en su boda, su luna de miel, vinieron aquí en los años setenta u ochenta, y ya repiten porque están haciendo sus bodas de plata, sus bodas de oro, y recuerdan el sitio, pueden ir al mismo hotel, pasar por las mismas calles…

Por lo tanto, Canarias tiene un montón de ventajas. El clima es un clima único en el mundo. Hay otros países que tienen un clima parecido unos meses al año, pero todos los meses del año… que yo sepa es único. Pero es además, Canarias tiene seguridad económica, tiene seguridad jurídica, tiene seguridad civil, tiene seguridad sanitaria. Al final,  somos el mundo desarrollado, somos Europa pura y dura, pero estamos aquí en un territorio bendecido por un clima maravilloso,

A esto podemos sumarle, buenas conexiones aéreas, buena infraestructura turística, unos paisajes naturales espectaculares y mucha diversidad… porque un turista puede ir un año a Tenerife, ir otro año a Fuerteventura, ir otro año a Hierro, y cambiar por completo la experiencia. Sigue estando en el mismo territorio, sigue siendo Canarias, donde comemos más o menos lo mismo en cada uno de los lugares, tenemos una idiosincrasia parecida…

Entonces, claro, creo que tenemos un 85% de los turistas que llegan a Canarias que son repetidores, y eso es insuperable. O sea, insuperable por ningún otro destino del mundo.

Podemos decir que eres turista de profesión. Como tal, ¿qué opinión tienes sobre la situación que está viviendo Canarias en relación con el turismo?

Yo puedo entender la sensación que tenemos de masificación. Siempre pongo el ejemplo de que ojalá que Tenerife, por ejemplo, o Canarias en general, no se convierta en Bali. Bali es una isla también preciosa, espectacular, que se la están cargando por la masificación, que es una cosa brutal. Sin embargo, yo creo que, si miramos los datos de los turistas que han venido a Canarias a lo largo de los últimos cinco años, quitando la pandemia, más o menos estamos ahí, un millón arriba o un millón abajo, pero no han variado tanto. Sin embargo, hace cinco años o seis años, no teníamos tanta sensación de masificación.

Creo que el objetivo tiene que ser mejorar mucho más la calidad para que subamos el precio y, por lo tanto, hagamos un corte económico. O sea, que haya gente que no se lo pueda pagar, y lo siento por ellos. De esta forma podemos convertirnos en un destino de más lujo al que venga un menor número de personas, eso estaría increíble. Que eso no es una decisión que van a tomar los políticos, pero yo digo como me gustaría a mí que fuesen las cosas: convertirnos en un destino mucho más exclusivo, para que pueda venir menos gente, a mí eso me parece que está muy bien.

Cuando la gente me dice ‘oye, César, voy a hacer turismo por Mónaco, ¿dónde me recomiendas dormir?’, yo les digo ‘no duermas en Mónaco, que es muy caro, vete a dormir en un sitio al lado’, pues esto lo mismo. Si Canarias subiese el nivel, nos quitaríamos un par de millones de turistas, seguro.

Igualmente creo que el foco no hay que ponerlo ahí. Creo que el foco hay que ponerlo en los nuevos residentes que recibe Canarias cada año. Yo creo que de eso es de lo que no nos estamos dando cuenta. Canarias crece a un ritmo de casi 25.000 nuevos residentes cada año. Es decir, hay 25.000 nuevas personas que cada año llegan a Canarias y se quedan. No hablo de los africanos que llegan en patera, porque ellos llegan y se van a la España continental. No, yo hablo de ciudadanos residentes legales, o sea, ciudadanos italianos, franceses o de España continental, que vienen a Canarias a vivir porque les gusta vivir aquí, porque hay trabajo, porque hay economía, porque hay calidad de vida y se quieren quedar aquí legalmente. Son nuevos ciudadanos que con todo el derecho del mundo pueden hacerlo, pero son

25.000. Es como si cada año, cada año, en una isla como Tenerife, fundásemos un Tacoronte nuevo. Eso es brutal. Eso es como si cada año fundásemos en Canarias un Galdar nuevo, o un Icod de los Vinos nuevo, o más que un Guía de Isora nuevo. Eso sí, repartido por Canarias, pero pongo ejemplos de municipios en Canarias que tienen unos 25.000 habitantes para hacernos una idea de lo tremendo que es.

Por lo tanto, el tema también son los turistas, pero sobre todo en los residentes. Hay lugares en el mundo en los que se han hecho normas de residencia porque son lugares pequeños y frágiles, en los que no cabe todo el mundo, es decir, todo el que quiere ir allí, no cabe y han tenido que poner un cupo. Y es que si Canarias sigue creciendo a 25.000 nuevos residentes cada año, en no mucho tiempo seremos Bali o Hong Kong y es una pena. Es una pena porque es imposible. Sin embargo, en estos momentos, según las leyes europeas y españolas, uno no puede impedir que un ciudadano de cualquier otro lugar venga y se quede.

También quiero decir que hay que decirle a la gente que esto no es un discurso para que nadie vaya a las playas a insultar a los turistas. El pobre señor que vino aquí porque se compró un avión para venir de vacaciones, no tiene culpa ninguna. Ese señor no se puso de acuerdo con 16 millones más para venir. Y tampoco es para que vayan a insultar a un señor que está trabajando de camarero y ha venido de Málaga aquí a ganarse la vida. Porque ese señor tampoco se puso de acuerdo con 24.000 más para venir aquí a superpoblar la isla. Ninguno de esos ciudadanos tiene culpa de nada. Simplemente han venido de vacaciones o han venido a trabajar.

Sin embargo, la realidad es que 25.000 nuevos residentes cada año en Canarias es mucho. Y que sí, que el turismo ha crecido también, pero creo que el principal problema es cuando te metes en un coche y te vas a la autopista y no puedes moverte, más que los turistas, son los nuevos residentes.

Preguntas de respuesta corta

¿Cuántas veces ha dado la vuelta al mundo? Tres veces he tenido la oportunidad de girar el planeta.

¿Qué destino que repetirías? Quiero volver a Antártida, que estuve solo una vez y no he vuelto; quiero volver a Namibia, que estuve una vez y no he vuelto; y quiero volver a Kirguistán, que vuelvo ahora, si Dios quiere, en julio de este año.

¿Qué destino no repetirías? Pues mira, no iría a Brunei. No me gusta mucho como dar como una interpretación peyorativa de los sitios, pero yo creo que a Brunei no hay que ir si no has visitado antes 100 países.

¿Cuál es el país en el que crees que se come mejor? Hombre, sin lugar a dudas, es un binomio. Es España-Italia, Italia-España. Son los dos países en los que mejor se come con diferencia.

¿Cuál es el país en el que más veces has estado? ¡Uf! Buena pregunta esa. Posiblemente o Estados Unidos o Italia, pero yo creo que Estados Unidos.

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