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©Nick Simonite

El ecléctico rancho texano con lista de espera

Sin duda alguna, la Ruta 66 es la más conocida para todos aquellos que se aventuran a recorrer Estados Unidos por carretera de este a oeste. Una ruta llena de leyendas que atraviesa el corazón de ocho estados en sus cerca de 4000 kilómetros. Pero si hablamos de rutas a motor por el país norteamericano, la interestatal 10, que se extiende desde Jacksonville en Florida hasta Santa Mónica en la soleada California, nos descubre un enclave tan mágico como espiritual en una especie de Triángulo de las Bermudas artístico y cultural entre el río Pecos y la frontera con México. 

Ahí, en medio de la nada, se encuentra Marfa, una población de poco más de 2000 habitantes en una planicie de austera belleza a casi 1500 metros de altitud en pleno desierto de Chihuahua. Con sus atardeceres color lavanda, atrae cada año a cientos de miles de artistas bohemios, instagrammers, nómadas, rancheros y celebridades como Beyoncé o Anna Wintour. 

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Desde que el artista minimalista Donald Judd decidiera alejarse de Nueva York y asentarse en este polvoriento lugar en los años 70, Marfa se ha convertido en sitio de peregrinación para amantes del arte al estilo de Art Basel en Miami. Y en medio de todo esto aparece El Cosmico, mucho más que un lugar para alojarse, un espacio comunitario vibrante que fomenta la creatividad y el intercambio intelectual junto con su peculiar alojamiento artístico a medio camino entre un glamping, una zona de aparcamiento de autocaravanas o un motel de película. Aquí cada noche se unen perfiles tan diferentes como estrellas del pop, artistas llegados de todos los rincones, familias cruzando el país y hippies. Todos ellos con algo en común: buscar el equilibrio entre la aventura, el descanso y, literalmente, el no hacer nada. 

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En sus más de ocho hectáreas, se encuentran habitaciones tan dispares como remolques vintage restaurados con interiores de abedul, tipis de estilo siux, una yurta mongola de seis metros de diámetro con suelo de madera y campamentos de tiendas de campaña. Una fusión entre hippie y estilo vaquero que destaca por su decoración colorida con influencia de los nativos americanos en textiles y gráficos. Lo mejor, las duchas al aire libre bajo noches estrelladas.

Nick Simonite©
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