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El cine y la moda se unen en Vogue World: Hollywood 2025

Hollywood volvió a brillar con una de esas noches que definen la historia del espectáculo. En el corazón de los estudios Paramount, donde tantas películas nacieron, Vogue World 2025 transformó la pasarela en un set de rodaje y el desfile en un homenaje a la gran pantalla.

Bajo el lema Hollywood, la revista Vogue reunió a iconos del cine, la moda y la música en una puesta en escena que mezcló glamour clásico, estética contemporánea y una profunda reverencia al arte de contar historias a través del estilo.

En la alfombra dorada de Vogue World: Hollywood 2025, los looks se convirtieron en auténticos guiones visuales que contaron la historia del cine a través de la moda. Nicole Kidman deslumbró con un vestido negro satinado de Chanel inspirado en el de Rita Hayworth en Gilda, símbolo de elegancia atemporal y magnetismo clásico; Kendall Jenner abrió el desfile encarnando a Satine de Moulin Rouge! con un corsé coral y sombrero de copa diseñados por Catherine Martin, fusionando teatralidad y sensualidad en clave contemporánea. Angela Bassett volvió a convertirse en la reina Ramonda de Black Panther con su vestuario original firmado por Ruth E. Carter, reivindicando la fuerza del cine afroamericano. Miley Cyrus apostó por el cuero negro de Saint Laurent, reinterpretando el glamour rock desde una mirada rebelde y cinematográfica, mientras Dakota Johnson brilló con un Valentino semitransparente bordado en cristales, recordando los destellos de los grandes musicales. Ayo Edebiri, por su parte, aportó movimiento y frescura con un vestido de flecos de Chanel que parecía danzar al ritmo de los focos.

En colaboración con diseñadores de vestuario legendarios como Colleen Atwood o Milena Canonero y casas como Valentino, Louis Vuitton o Balmain, Vogue World: Hollywood elevó el vestuario de película a la categoría de arte en movimiento. Pero más allá del espectáculo, el evento tuvo una causa solidaria: destinar todos los fondos recaudados a la Entertainment Community Fund, en apoyo a los profesionales del sector audiovisual afectados por los recientes incendios en Los Ángeles.

Así, esta edición no solo celebró la magia del cine, sino también el compromiso humano detrás de cada costura. Lo que sucedió esa noche fue más que una fusión de disciplinas: fue una reivindicación del poder de la imagen, de la emoción compartida entre una cámara y una costura, del instante en que la moda se convierte en guion y el cine en pasarela. Una vez más, Vogue demostró que la verdadera elegancia no se viste: se interpreta.

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