Al comienzo de la crisis sanitaria que hoy desuela al mundo, tan solo conocíamos unos pocos tipos de mascarilla. Luego, muchos ciudadanos se lanzaron a confeccionarlas. Algunos lo hacían para regalarlas a nuestros mayores y sanitarios, mientras que otros para obtener unos ingresos que les permitieran salir del bache económico. Fuera como fuera, comenzamos a observar cientos de nuevos diseños, estampados y colores en estos accesorios, sacando a relucir la creatividad de la gente. Es evidente que las empresas no permanecieron ajenas a este fenómeno, vislumbrando una oportunidad comercial sin igual, y el siguiente paso ha sido ver mascarillas a la vanguardia de la tecnología. Una de ellas es Cliu, una mascarilla sofisticada, auto desinfectante y con batería que, además, lleva ADN español.
Detrás de este proyecto se encuentra un equipo de seis personas. Una de ellas es el diseñador español Álvaro González, mientras que el resto de profesionales son de Italia, país donde se ha fabricado Cliu. Sin duda, lo que más destaca de este accesorio es que nos permite hacer lo que nos impiden las mascarillas clásicas: mostrar nuestra boca y, por tanto, las sonrisas y buena parte de las emociones. Esto la convierte en una mascarilla inclusiva, pues con las de siempre los grandes perjudicados son los ciudadanos con discapacidades auditivas, quienes necesitan ver la boca de la persona con la que hablan para lograr entenderla.
Presume, incluso, de un diseño realmente elegante, con una pantalla protectora transparente que se puede abrir y cerrar de forma fácil. Su estructura está fabricada con materiales sostenibles, un guiño al medioambiente que va más allá, ya que sus creadores se han comprometido a cofinanciar, al alcanzar las 20.000 ventas, una barrera en el río Arno. Su función será frenar el plástico que circule en su cauce. Este proyecto lo harán en colaboración con SEADS, la empresa que ha ideado esta muralla marina y que estima que podría detener 20 kilos de plástico en este río, evitando que acaben en el mar.
Cliu está disponible en cinco colores y en varios tamaños. De este modo, pueden llevarla tanto los adultos como los pequeños de la familia. Esta mascarilla eléctrica viene con su propia aplicación móvil, directamente conectada con el accesorio. La app te muestra información muy valiosa, como la calidad del aire detectada, el tiempo que la has llevado puesta, la duración del filtro o tus pulsaciones. Los filtros, además, traen cinco capas y son de carbón activado, material también presente en el diseño de la mascarilla. Los creadores aseguran que reemplazarlos es una tarea bastante simple.
Como accesorio eléctrico, otro aspecto fundamental de Cliu es su batería. La mascarilla trae una base en la que recargarla en una hora, a la par que se auto desinfecta. “Mata todas las bacterias en un instante”, garantizan los responsables. Otra particularidad es que puede ser personalizada en su costado, ofreciendo la posibilidad de introducir un logo. Esto resulta útil si una empresa hace un pedido de mascarillas Cliu para sus empleados. Una última característica sorprendente es que incorpora un micrófono con bluetooth.
De esta forma, Cliu se une a un elenco de mascarillas tecnológicas que buscan que en esta nueva normalidad las personas no pierdan un ápice de su calidad de vida. Sin ir más lejos, Xiaomi lanzó en mayo la Youpin Q5S Electric Anti Haze Sterilizing Mask, con ventilador incorporado para reciclar el aire y recargable mediante puerto USB. No obstante, su diseño es un poco más aparatoso y no nos permite ver la boca de los demás.
Si quieres hacerte con una Cliu, el único modo es reservarla en la web oficial del proyecto, ya que aún no ha salido al mercado. Sin embargo, ya se han quedado sin existencias en esta fase de preventa, por lo que te tocará esperar un poco.