El pasado jueves, 8 de mayo, León XIV fue elegido como el nuevo papa durante la cuarta votación del cónclave celebrado en la Ciudad del Vaticano. A pesar de haber nacido en Chicago y ser el primer estadounidense en ser escogido para tal responsabilidad, el sucesor del papa Francisco posee una gran conexión con Latinoamérica, y más en concreto con Perú.
Robert Francis Prevost, como era conocido anteriormente, llegó al país andino en 1985 como misionero de la Orden de San Agustín, estableciéndose en la ciudad norteña de Chiclayo, donde desempeñaría un importante papel pastoral y espiritual durante más de dos décadas, siendo nombrado obispo en 2015. Durante todos estos años, y hasta 2023, León XIV se ganó el cariño de la comunidad local por su cercanía, humildad y compromiso con la población. Era conocido coloquialmente como el “padre Roberto” y participaba activamente en la vida cotidiana de la ciudad, visitando barrios populares, apoyando a migrantes y promoviendo iniciativas sociales. Su vínculo con la localidad es tan fuerte, que en su primer discurso como papa no se olvidó de mencionar, en un perfecto español, a su ‘querida diócesis de Chiclayo’, algo que supuso un motivo de celebración y alegría extrema en la zona.
Chiclayo es la quinta ciudad más poblada de Perú. Cuenta con más de 500.000 habitantes y es conocida principalmente por la calidez de su gente y gastronomía, además de ser un importante enclave comercial para el país y una ciudad con tintes de gran zona urbana, contando con hospitales, cadenas bancarias y de supermercados, entre otros.