El otoño tiene su propio aroma: madera húmeda, humo y castañas asadas. Cada país lo celebra a su manera, pero en los últimos años la ruta de la castaña se ha consolidado como una tendencia internacional para quienes buscan experiencias que combinan paisaje, cultura y gastronomía. Desde festivales centenarios hasta escapadas rurales con tintes gourmet, estos son los cinco destinos imprescindibles del mundo para disfrutar la temporada de la castaña.
1. Galicia (España): el alma del magosto
Pocas regiones viven el otoño con tanta devoción como Galicia. Aquí, la castaña es más que un fruto: es parte de la memoria colectiva. Cada noviembre, aldeas y ciudades celebran el Magosto, una fiesta popular donde se asan castañas al fuego, se brinda con vino nuevo y se comparte música y risas bajo el olor a humo y tierra húmeda.
Ourense es el corazón de la tradición, pero también destacan los magostos de pueblos como O Courel o Manzaneda, donde la experiencia se convierte en un viaje a la Galicia más auténtica.
Cómo vivirlo con estilo: alojarse en una casa rural rehabilitada o en un parador histórico, pedir una cena privada con menú otoñal —donde la castaña acompañe carnes, postres y vinos locales— y dejarse llevar por la calidez de un ritual que une lo rural con lo emocional.
2. Marradi, Toscana (Italia): la elegancia del “marron buono”
En el corazón del valle del Mugello, el pequeño pueblo de Marradi se convierte cada octubre en la capital italiana de la castaña. Su Sagra delle Castagne rinde homenaje al marron buono, una variedad reconocida por su tamaño y dulzura, muy apreciada por chefs y pasteleros.
Durante varios fines de semana, las calles se llenan de puestos con dulces, cremas y productos artesanales, mientras los trenes históricos conectan Florencia con Marradi en un viaje que parece detenido en el tiempo.
Cómo vivirlo con estilo: combinar la visita con una estancia en un relais o villa toscana, disfrutar de una cata de vinos Chianti y reservar una cena donde la castaña se reinterprete en clave gourmet. Toscana ofrece el equilibrio perfecto entre paisaje, gastronomía y serenidad.
3. Ardèche (Francia): castagnades entre bosques medievales
En el sur de Francia, la región de Ardèche celebra su amor por la castaña con las Castagnades, un conjunto de festivales que llenan de vida los pueblos medievales cada octubre y noviembre.
Aquí, la castaña no es solo un producto: es un símbolo de identidad local. Las calles se llenan de productores, chefs y artesanos que cocinan, tuestan y reinterpretan el fruto en todo tipo de recetas, desde sopas hasta postres. Las colinas de Ardèche, cubiertas de bosques centenarios, completan un paisaje digno de postal.
Cómo vivirlo con estilo: reservar una casa de campo elegante, visitar mercados con un guía local y asistir a talleres privados de cocina rural. En restaurantes con estrella Michelin, la castaña aparece como ingrediente protagonista de menús otoñales únicos.
4. Norte de Portugal: la autenticidad del “magusto” luso
En Portugal, la castaña tiene también un papel protagonista en otoño. En regiones como Sernancelhe, Seia o Vinhais, se celebra la Festa da Castanha, que combina tradición popular con gastronomía de montaña.
Magustos al aire libre, ferias, productos artesanales y rutas de senderismo por castañares convierten esta parte del país en un refugio ideal para los amantes de lo auténtico. La hospitalidad portuguesa hace el resto.
Cómo vivirlo con estilo: optar por alojamientos boutique en aldeas históricas, participar en una recolección privada de castañas y disfrutar de una cena maridada con vinos del Duero. Portugal ofrece una experiencia más íntima, perfecta para quienes buscan tranquilidad sin renunciar al placer.
5. Tokio (Japón): el festival urbano del “kuri”
Quizá el destino más sorprendente para una ruta de la castaña sea Tokio. En el país del sol naciente, la castaña —kuri— es un símbolo del otoño y protagoniza dulces, ceremonias y festivales urbanos.
Durante el Kuri Matsuri, celebrado en el santuario Okunitama, se degustan especialidades como el kurikinton (puré de castaña y boniato) o el manju de castaña, acompañados de música tradicional y desfiles sintoístas.
Cómo vivirlo con estilo: explorar los barrios gourmet de la capital, reservar un menú kaiseki centrado en productos de temporada y alojarse en un ryokan de lujo para completar la experiencia. En Japón, incluso la castaña se convierte en arte.


