Un horizonte azul decorado con abundante vegetación, montañas que flotan y una fauna salvaje en perfecta armonía nos vienen a la mente al pensar en Pandora. Ese universo mágico creado por James Cameron siempre nos ha cautivado por su belleza y espiritualidad, pero esto no va a ser igual en Avatar: Fuego y ceniza, donde el paraíso mostrará su rostro más sombrío
La tercera entrega de esta saga cambia la dinámica que habíamos conocido hasta ahora en la que los Na’vi eran los buenos y se veían obligados a luchar contra los humanos que les atacaban. En esta nueva película conoceremos al clan Mangkwan, conocidos como la Gente de la Ceniza, una tribu Na’vi con una visión radicalmente distinta y marcada por el rencor.

Se trata de una comunidad diferente y mucho más oscura que las que habíamos conocido hasta el momento. Después de que su pueblo fuera devastado por el fuego, renegaron de Eywa, la diosa madre de los Na’vi y se sumieron en la oscuridad.
Jake Sully, interpretado por Sam Worthington, y Neytiri, a quien vuelve a darle vida Zoe Saldaña, se verán obligados a luchar contra la poderosa y temida Varang, encarnada por Oona Chaplin. Ella es la líder del clan Mangkwan y se presenta como un personaje complejo y temido que desafía la imagen idealizada de los Na’vi.

En esta lucha tendrán también un papel fundamental Kiri, la hija adaptiva de Jake y Neytiri, y Lo’ak, que tras la pérdida de su hermano Neteyam se ha convertido en el hijo mayor. Precisamente este último es uno de los personajes que más ha evolucionado en esta nueva entrega. Interpretado por Britain Dalton, su personaje ha logrado calar mucho entre el público, lo que ha llevado a que en esta película adquiera un rol protagonista que promete marcar el rumbo emocional de la historia.
Sin duda, estos son solo algunos adelantos de todas las novedades que nos esperan en Avatar: Fuego y ceniza, una secuela que llegará a los cines el 19 de diciembre y que promete ser novedosa, emocional, aún más espectacular y, sobre todo, mucho más oscura.


