El Gusto por el Vino está de celebración. La famosa vinoteca cumple este mes diez años, una década en la que ha crecido hasta convertirse en una referencia en Canarias. Por ello, hemos entrevistado al propietario y fundador de la empresa, Toño Armas. Con él hemos hablado sobre esta fecha tan especial y pedido recomendaciones para nuestros lectores.
¿Cómo se definiría Toño Armas?
Como una persona sumamente normal. Soy hijo de padres trabajadores, alguien al que la vida le ha dado la posibilidad de montar una empresa y de salir adelante, contando con un equipo fantástico. Toño Armas sin su equipo no sería nada, solo Toño Armas. En el mundo del vino, creo que hoy somos un referente y a mí me ha tocado ser la cabeza visible. Como digo, simplemente soy una persona normal.
Tu empresa celebra diez años, ¿qué es lo que te animó hace una década a lanzar un proyecto empresarial especializado en vinos?
Han pasado diez años desde la creación de la vinoteca, pero nosotros en el mundo del comercio ya llevamos casi 40 años, y vendiendo de todo. Desde comida para perros hasta insecticidas, perfumería, alimentación… Lo que pasa es que hace 20 años llegamos a la conclusión de que teníamos que especializarnos en algo y ahí entró en juego mi afición por el mundo del vino. Pensé que, si no lo vendíamos, yo me lo bebía (risas). Entonces, decidimos meternos en este sector, entrando en una especialización como empresa.
La tienda se abrió en octubre del 2010, bajo la idea de que debíamos tener un establecimiento físico, pues cuando montamos la distribuidora no queríamos ser una más, sino la mejor, la que poseyera más referencias. Y para contar con, aproximadamente, 1.000 referencias de vino, tienes que disponer de una tienda física, porque los restaurantes trabajan solo con los vinos que la gente les pide. Nosotros intentamos que la gente tuviera un conocimiento de nuevas denominaciones, que no solamente fuera de Ribera, Rioja o algún vino que saliera por Galicia. Queríamos ir a todas las zonas y tener vinos de todas las denominaciones, de prácticamente todos los países productores y todas las variedades que existen en este sector. Para todo esto, necesitábamos una tienda. Y esta se ha convertido en un escaparate, en nuestro catálogo, aparte del de papel. Traemos un cliente al local y le podemos enseñar todos los vinos, que los cate, hablarle de las etiquetas… ya que este es un mundo tan amplio que es normal perderse…
¿De las mil referencias que posee la vinoteca, cuántas son canarias?
De las 1.000 referencias, 150 son canarias.
¿Eres también sumiller o solo un aficionado que disfruta de los vinos?
No, solo soy un ‘disfrutón’. He aprendido a base de catar y probar muchos vinos, y cada día sé menos. Entre más pruebo, menos sé.
¿Qué acciones tienes previstas para el aniversario?
Tendremos cosas, sobre todo, hasta final de noviembre. Actualmente tenemos una promoción que finaliza el 31 de octubre, o hasta fin de existencias, que por una compra superior a 60€ regalamos una caja aniversario con seis copas Riedel. También hemos lanzado una oferta WineFlash, que duran 72h y donde ofrecemos auténticos vinazos con importantes descuentos.
Por último, queremos hacer una cata que tenemos prevista a partir de la próxima semana en nuestro almacén, por razones de espacio. Contaremos con sumilleres y tres bodegas. Los lunes haremos una jornada de catas profesionales en el almacén y los martes una cata de puertas abiertas en la tienda, para que la gente venga, pueda probar un vino y tenga la ocasión de llevárselo con un descuento especial. Estamos con precaución por el tema del aforo y nos encontramos estudiando a cuánta gente meter en nuestra nave con seguridad.
En diciembre ya tendremos acciones correspondientes a la campaña de navidad, pero todo lo relacionado con el aniversario está programado para octubre y se puede ir extendiendo a noviembre.
Además, hace poco han incorporado un nuevo sumiller…
Sí, hace dos meses incorporamos a Joan Casajuana media jornada, que es el sumiller del MB. Nos ayuda con la formación de la gente, en el tema de ir por los restaurantes, catar vinos, hacer el servicio… Así, apoyamos una labor didáctica que hoy los restaurantes necesitan, por lo que estamos a piñón con Joan Casajuana. Sabemos que llegará el momento en el que se tenga que ir, cuando el restaurante vuelva a abrir, pero estamos encantados con él.
¿Hay algún otro proyecto relacionado con la vinoteca fuera del contexto de este aniversario que nos puedas contar?
El próximo proyecto es abrir en Gran Canaria. El otro día vi un local y lo teníamos casi hecho, pero finalmente no pudo ser. Seguramente el próximo año tendremos vinoteca allí, con el mismo estilo que la nuestra de aquí y con el mismo concepto: una sala de catas y otra de ventas.
Respecto al tipo de cliente de la vinoteca, ¿qué es lo que más venden?
Como en todos lados, lo que más se vende son las ‘tres R’: Rioja, Ribera y Rueda. Nosotros tenemos dos sumilleres aquí, aparte de Iván Casajuana y otro que hemos pasado al departamento de ventas, e intentamos que la gente pruebe nuevos vinos. No nos molesta que vayan siempre a lo mismo, pero los clientes nos agradecen que les informemos de vinos nuevos que salen. El que está con la mente abierta a probar nuevos vinos, acepta el juego.
Si hay algo que una persona puede cambiar todo los días, sin duda, es el vino. Por ello, realizamos una labor de asesoramiento, preguntando a la gente si la bebida es para una cena, un almuerzo, una celebración… Tenemos claro que el mejor regalo que hay hoy es un vino: quedas bien y esa persona siempre recordará que se lo regalaste.
¿Nos recomiendas un vino ideal para cualquier tenderete? Uno asequible y bueno para personas con poco presupuesto.
Tenemos vinos de entre cinco y ocho euros buenos para esas situaciones. Puede ser un Finca Resalso, que es un poquito más caro, El Castro de Valtuille, o un Bierzo… Hay bastantes en esa línea de precios.
¿Un vino para quedar bien?
Considero que lo mejor sería uno de entre 20 o 30 euros. Para ello, disponemos del Roda, Malleolus…
¿Y un vino para una primera cita?
Si lo va a llevar la chica, El Novio Perfecto. Si lo lleva el chico, La Novia Ideal.
¿Uno para compartir en familia?
Apostaría por un Rioja que me gusta mucho, el Añares Crianza. Vale entre cinco o seis euros.
¿Para compartir con amigos?
Yo llevaría un vino a ciegas para que todos juguemos y saquemos conclusiones.
¿Para tomar solo?
No me gusta tomar vino solo. Si tengo una botella abierta, me puedo tomar una copa. A mí los domingos me gusta abrir una botella de un espumoso, pero el vino solo no me agrada, prefiero compartir. Y si lo hago, tengo que estar en una barra, pues en una mesa beber vino solo me pone nervioso. ¡Y nunca en vaso de plástico! (risas)
¿Para un partido de fútbol? ¿quizás una cerveza?
Volvería al espumoso, aunque no tengo nada en contra de la cerveza. Puedo tomarme una caña de vez en cuando, pero lo hago si voy con mucha sed y porque no hay ningún espumoso abierto.
Intentas tener referencias de todas partes, pero si tuvieras que elegir una denominación de origen que te está sorprendiendo, ¿con cuál te quedas?
La zona de Galicia, el noroeste de España.
¿Y de uva?
La Godello es la que más me sorprende ahora mismo.
¿Y si tuvieras que elegir una bodega? Por las experiencias que has tenido visitando tantas.
Las bodegas son muy distintas entre sí. Las hay que son un garaje y se han ido ampliando, otras son una nave en la que las viñas no se encuentran ahí, otras están en medio de la finca, también hay algunas con espectaculares diseños gracias al trabajo de un arquitecto… Yo a las que voy, que suelen ser las que llevamos, aunque también acudo a varias con las que no trabajamos, disfruto de un trato tan familiar que no podría decantarme por una. Disfruto en la de todos los vinos que he nombrado, y eso es lo que cuenta, pues el mundo del vino trata de que las personas disfruten.
La gente me pregunta que cuándo me voy a retirar y yo me pregunto que para qué, con lo que estoy disfrutando. Cuando voy a ver una bodega por trabajo parece que estoy de vacaciones. Sí que te puedo hablar de las dos más emblemáticas que he visitado, que son la Romanée-Conti en Borgoña, la mejor del mundo con los vinos más caros, y Château Margaux en Burdeos. También mencionaría a Opus One, en California.
¿Algún restaurante o destino gastronómico que recomendarías?
Santa Cruz se ha puesto las pilas con la pandemia. Están dando mejor servicio, atrayendo y mimando a los clientes.
Hablando sobre nuestro producto local, nos comentas que de vinos canarios tiene 150 referencias. ¿Por qué crees que en las Islas hay cierto rechazo a nuestros vinos tintos y nos quedamos solo con el blanco?
El principal enemigo de Canarias en todos los aspectos económicos es el canario. Lo vemos con los vinos. El canario siempre se ha dedicado a decir que el vino canario es caro. ¡El propio canario, el que va a los guachinches! Y una mentira muchas veces dicha al final se convierte en una verdad. Aquí (en la tienda) viene gente de la península y encuentra un vino canario a 16 o 17 euros, que puede estar mejor, peor o regular, pero no le parece un vino caro. Ahora, por suerte, tenemos una serie de enólogos que están trabajando muy bien y gente formada y que viaja. Al final, hay que viajar y visitar otros lados. Hay que probar tu competencia, todo lo que hay por ahí.
Creo que el canario es el mayor detractor de los vinos canarios. El peninsular sí lo valora. También te digo que yo soy más del vino blanco de aquí que del tinto, salvo contadas excepciones. En general el vino blanco está dando mucho más juego que los tintos y nuestro clima es propicio para el blanco. Con el tiempo, de diez botellas que abro de vino, seis o siete son blancos.
¿Y si tuvieras que mojarte por algún vino canario que te haya sorprendido?
Últimamente me sorprende Ferrera, que quizás es ahora nuestra niña bonita y estamos ilusionados con este vino. Nosotros llevamos también tres vinos de Gran Canaria, que son Vega de Gáldar, La Higuera Mayor y Aya. Desde allí nos piden más. Lo cierto es que son vinos que están muy bien. También llevamos Bermejo, que es un vino sumamente correcto y de buena calidad/precio, o Cráter. Creo que tenemos que ser más referentes en bodegas canarias, no solo vendiendo en la tienda, sino como distribuidores. Debemos tener más bodegas de las Islas y estamos trabajando en ello. Pero queremos tener las bodegas que nos gustan a nosotros.
¿Eres de los que marida la comida?
No, no. Tengo buenas y malas experiencias cuando dejo maridar al sumiller, que al final es el que sabe. Los menús de maridaje normalmente son para cenar y, cuando voy con mi mujer, nos empiezan a venir platos y platos con su vino y a lo mejor ella ya no puede comer más. Por ello, prefiero ir a lo seguro. Pido un blanco que me guste, un espumoso que me guste, un tinto… Es lo que hago normalmente para evitar repetir algunas malas experiencias, como cuando se me han quedado la mitad de las copas de vino. Me gusta más disfrutar del vino que de la comida.
Pero, aunque no te haga el maridaje el sumiller ¿haces tu propio maridaje con la comida, como el vino blanco con el marisco o el tinto con un chuletón?
Sí, normalmente sí. Aunque también puedo pedir marisco con un tinto muy ligerito, por ejemplo. Pero comúnmente tenemos que ir a los blancos, que tienen un montón de juego. Hay blancos que hasta te aguantan un chuletón. El maridaje de hoy en día, blanco con pescado y tinto con carne, no deja de ser correcto, pero muchas veces me lo salto. Yo soy feliz de principio a fin con una botella de espumoso, desde el primer plato hasta el último. Es mi bebida preferida.
¿Has devuelto muchas botellas de vino a los restaurantes?
Sí, no muchas, pero sí las que creo que están mal. Yo no devuelvo una botella de vino a la ligera porque el trabajo de las personas hay que valorarlo. Pero sí que detecto el corcho al vuelo. Por estadística, un 3% de las botellas tienen corcho. Las bodegas están trabajando mucho en la calidad del corcho, pues es importantísimo ya que es un factor que puede tirarte botellas. ¿Y cuántas se detectan? No llegan ni al 0,5%. Hay mucha gente que se las beben con corcho, pues como no tienen la seguridad de decir por qué les huele, la consumen.
¿Sabemos mucho los canarios de vino?
De vino pretende saber todo el mundo. Y en una reunión, se cree que quien habla de vino es el que controla el tema, aunque realmente no tenga ni idea. En Tenerife hemos sido bastante vinateros de toda la vida, las personas de aquí han ido a los guachinches de siempre. Saber de un tema que es tan ambiguo y grande es complicado, pero el canario en general entiende de vinos.