“No me interesa lo que está pasando en la moda en este momento, estoy mucho más interesado en lo que está sucediendo en la vida real, la sociedad, ya sean historias cotidianas o historias de amor… Son las personas reales las que me inspiran, no la moda”, comenta Giambattista Valli. Pero, ¿cuál es la historia del diseñador?
Giambattista Valli nació en Roma, en 1966, y como él mismo cuenta, una de sus principales fuentes de inspiración fueron, precisamente, sus raíces. Aunque también destaca que su pasión por el mundo de la moda llegó de la mano de los realizadores cinematográficos italianos, los cuales le estimularon a buscar la belleza. De manera especial, influyó en él la película El Gatopardo de Luchino Visconti y la sonrisa de la actriz Claudia Cordinale, que le provocó una emoción inolvidable.
Cuando era tan solo un niño, empezó a desarrollar su amor por el arte, “yo iba al colegio, pero me pasaba las horas dibujando. De ahí que ingresara en el IED (Instituto Europeo de Diseño) de Roma”, comenta. Y, efectivamente, allí se graduó en 1986, además un año más tarde, realizó un curso de ilustración en la prestigiosa Central Saint Martins School of Arts de Londres. Tras el periodo de formación, regresó a Roma y comenzó a trabajar para Cecilia Fanfani, gracias a la que consiguió un puesto como ayudante del diseñador Roberto Capucci. Sus primeros pasos fueron, sin duda alguna, firmes y decisivos… Para él, su etapa con Capucci fue un plus en su educación, ya que con este no solo amplió su conocimiento técnico sino que se adentró en los códigos no escritos de respeto entre el atelier y el maestro.
Por 1990, la familia Fendi se fijó en él para que supervisara, una nueva línea de la firma: Fedissime. A partir de ahí, dio algunos saltos más por otras marcas como Krizia o Emmanuel Ungaro, hasta que en el 2005 se lanzó a la piscina con la suya propia. Su propósito era claro: “acercar la grandeza de la alta costura a un estilo más llevable, hacerla más contemporánea y accesible”. Ese mismo año presentó su colección en París, convirtiendo sus diseños en objeto de deseo de personalidades relevantes como Victoria Beckham, la reina Rania de Jordania o la actriz Rosario Dawson, que eligieron sus diseños para algunas ocasiones especiales.
Aunque tuvo que pasar bastante tiempo para establecer del todo la marca, en el 2011, Giambattista Valli debutó, por fin, en la alta costura de París de una forma arrolladora. Tanto es así, que con su segunda colección la Cámara Sindical de la Alta Costura ya lo aceptó como miembro permanente. Todo un hito, pues lo habitual es que pasen unos cinco años hasta conseguirlo. Su éxito desde entonces fue imparable.
Pero el italiano no se ha olvidado del propósito de acercar la moda más exclusiva a los mortales y es que, hace muy poco, presentó una colección cápsula con H&M en la que su pasión floral, sus volúmenes espectaculares y sus tules de cuento se vuelven tangibles para cualquiera que siempre haya soñado con ser “mujer Valli”. Asimismo, también encontramos una perfecta fusión con el estilo alternativo con alguna sudadera y bomber de cuero y su primera exploración por la moda masculina, la cual ha descrito como muy autobiográfica. Ya sabes lo que dicen… ¡el romanticismo no ha muerto!