El verano se acerca a un ritmo vertiginoso, y como es costumbre, la carrera por encontrar las mejores opciones de alojamiento también. Los precios suben, los hoteles se llenan rápidamente y muchas veces nos olvidamos que hay muchas alternativas igual de memorables fuera del bullicio y la multitud.
Por suerte, España cuenta con infinidad de lugares escondidos o no tanto que conservan el alma de lo rural, la belleza de la naturaleza, y el calor de su gente. Pueblos donde el tiempo parece detenerse por momentos, las vistas parecen sacadas de una postal y el verano se saborea de una manera totalmente diferente y especial.
Tazones (Asturias)
Este pequeño pueblo pesquero es una joya escondida del litoral asturiano. Con una presentación pintoresca, sus calles empedradas que apuntan hasta el mar y las barcas flotando, Tazones es sin duda, un lugar espectacular. Además de ser una zona totalmente preciosa, también tiene historia y no es para menos. Fue el primer lugar donde Carlos V pisó tierra en España. Aquí, el plan perfecto sería disfrutar de un buen marisco frente al mar y ver cómo el sol se funde con el Cantábrico desde la tranquilidad más absoluta.

Alquézar (Huesca, Aragón)
Este pueblo medieval parece flotar sobre el propio paisaje. Su trazado medieval, con casas de piedra y tejado rojizos hacen con el paisaje un contraste interesante y muy bonito. Todo esto ante la imponente colegiata que corona la colina. Además de su belleza arquitectónica, Alquézar es un paraíso para los amantes del senderismo con unas rutas de lo más espectaculares.

Castro Caldelas (Ourense, Galicia)
Este pueblo gallego se impone perfectamente con la presencia de su castillo medieval en lo alto. Sus calles empedradas, las casas con balcones floridos y el entorno de viñedos y montes verdes que ofrece el Norte de España lo convierte en un destino de lo más tranquilo y encantador. Para los que buscan una escapada y disfrutar de la tranquilidad y la gastronomía gallega es una opción más que excelente.

Ujué (Navarra)
Situado en lo alto de una colina, se alza como un mirador natural sobre el paisaje navarro. Su iglesia-fortaleza domina todo el paisaje, y el trazado medieval de sus calles invita a perderse entre piedras, silencio y vistas majestuosas. El atardecer desde lo alto del pueblo no tiene precio, siendo además una óptima opción para escapar en verano.

Beget (Girona, Cataluña)
Beget es un pequeño pueblo de montaña que parece detenido en el tiempo. Sus casas de piedra, el puente medieval y la iglesia románica de Sant Cristòfor crean un ambiente de cuento, rodeado de naturaleza frondosa y caminos tranquilos. Está escondido entre los bosques del Pirineo catalán, lejos de cualquier tipo de bullicio, lo que lo convierte en un destino más que ideal para desconectar. Un lugar perfecto para quienes buscan la calma total.
