Pedro Luis Domínguez Quevedo, el joven artista que ha puesto a Canarias en el mapa del panorama urbano internacional, convirtió el Estadio de Gran Canaria en una auténtica fiesta multitudinaria este sábado 24 de mayo. Más de 41.000 personas corearon cada verso, cada beat, cada “Quédate”, en el que ya es considerado el concierto más importante de su carrera hasta la fecha.
El “Buenas Noches Tour” hizo parada en su tierra natal, y lo hizo por todo lo alto. Nunca antes un artista canario había logrado reunir a tanta gente en este recinto deportivo. Lo que vivió Quevedo fue más que un concierto: fue una coronación.
Un show a la altura del fenómeno
El escenario, imponente. Las cifras marean: 800 metros cuadrados de pantallas LED, 924 focos, 326 cajas de sonido, 148 subgraves y un ejército de 255 personas detrás del telón. Durante días, Las Palmas fue testigo del montaje de un show que rozó el nivel de un macrofestival internacional. Pero nada de esto habría tenido sentido sin lo más importante: la emoción que se respiraba en el aire.
Desde que apareció en escena con “Kassandra”, el estadio estalló. No hubo respiro. “Wanda”, “Playa del Inglés”, “Yankee”, “Duro”, “Chapiadora”… Cada tema era un himno coreado con pasión. Y, por supuesto, “Quédate”, el éxito mundial junto a Bizarrap, fue el gran momento de comunión entre artista y público.
Canarias en el corazón
Pero Quevedo no se olvidó de dónde viene. Más allá del derroche de producción y luces, el concierto tuvo alma. Invitó al escenario a Maikel Delacalle, Lucho RK, La Pantera, Lola Índigo… pero el momento más especial lo protagonizó junto a Los Gofiones, con quienes rindió homenaje al folclore canario, mezclando tradición y modernidad en un gesto que emocionó a los presentes.
Incluso el humor tuvo su espacio, con la participación del tiktoker Pablo Vera, que calentó motores en la previa con su habitual desparpajo.
Las cifras confirman lo que se intuía desde hacía semanas: los vuelos y barcos a la isla se agotaron, los hoteles colgaron el cartel de completo, y miles de fans llegaron desde todas las islas y península para vivir este momento único. El impacto económico y mediático del evento fue evidente, pero el impacto emocional, incalculable.
Una noche para recordar
En apenas dos años, Quevedo ha pasado de grabar en su cuarto a llenar estadios y colaborar con los grandes del género. Pero este concierto en Las Palmas no fue uno más. Fue su forma de volver a casa, de mirar a los ojos a su gente y decir: “Gracias”.
Y el público, entregado, le respondió con el rugido de miles de gargantas que, al unísono, dejaron claro que aquí no hay estrellas de paso. Aquí hay orgullo, raíces y talento con acento canario.