Netflix lo ha vuelto a hacer. Su última apuesta, Adolescencia, no es solo una serie más en el catálogo de thrillers dramáticos, sino un fenómeno cultural que ha encendido el debate en el Reino Unido y más allá. Con un enfoque crudo y sin concesiones, la producción británica dirigida por Philip Barantini y creada por Jack Thorne y Stephen Graham se adentra en la compleja realidad de los adolescentes de hoy, abordando temas como la masculinidad tóxica, el acoso escolar y la peligrosa influencia de las redes sociales.
Un thriller que va más allá del entretenimiento
La historia sigue a Jamie Miller, un adolescente de 13 años que se convierte en el principal sospechoso del asesinato de una compañera de clase. A medida que se desarrolla la trama, la serie nos sumerge en la vida del joven, explorando su entorno familiar, la presión social y el papel que desempeñan internet y la cultura digital en la construcción de su identidad.
Pero Adolescencia no es solo un thriller de misterio. Su verdadero impacto radica en la forma en que desnuda las dinámicas de poder entre los jóvenes y expone cómo la violencia y la misoginia pueden germinar en espacios aparentemente inofensivos como los chats de grupo o los pasillos de una escuela.
Una serie que genera conversación
Desde su estreno el 13 de marzo de 2025, Adolescencia ha generado una ola de reacciones. Críticos y espectadores han elogiado la valentía de la serie para tratar temas incómodos con una narrativa honesta y una estética hiperrealista. Con un 98% de aprobación en Rotten Tomatoes, la serie ha sido calificada como “una de las propuestas más necesarias del año”.
Pero el impacto de Adolescencia ha trascendido la pantalla. La producción ha sido mencionada incluso en el Parlamento británico, donde el primer ministro Keir Starmer ha resaltado su importancia en la lucha contra la misoginia y la violencia de género. Se ha llegado a proponer su proyección en institutos como una herramienta educativa para concienciar a las nuevas generaciones sobre estas problemáticas.