En el pintoresco noroeste de Bélgica se esconde un auténtico tesoro medieval que despierta los sentidos y transporta a aquellos que tienen la oportunidad de visitarlo a un mundo de elegancia atemporal. ¿Será posible descubrir los secretos centenarios que oculta esta ciudad?
Nos referimos a Brujas, una metrópoli que ha sido reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000 y que ha deslumbrado como la Capital Europea de la Cultura desde 2002. Esta ciudad encarna un sinfín de riquezas arquitectónicas que remontan a tiempos inmemoriales.
El centro histórico es un auténtico museo al aire libre. Las calles adoquinadas y los edificios de ladrillo, que datan del siglo XIII, son un tributo a la arquitectura medieval, una postal de épocas pasadas que parece haberse congelado en el tiempo.
A las afueras de la ciudad se encuentra Begijnhof, otro tesoro Patrimonio de la Humanidad. En el siglo XVIII, fue concebido como un santuario para mujeres huérfanas y viudas. Hoy en día, sus murmullos de historia han dado paso a las serenas viviendas de las monjas benedictinas de Brujas, manteniendo vivo su legado.
Pero no podemos hablar de Brujas sin mencionar sus canales kilométricos, uno de los principales atractivos de la ciudad. Y es que muchos la conocen como la Venecia del Norte, donde navegar y descubrir los rincones de este lugar desde una góndola se volverá una experiencia inolvidable.
A pesar de su intrigante nombre, no tiene ningún tipo de relación con las brujas. Esta localidad debe su denominación a los vikingos del siglo IX que la llamaron Brygga, que significa ‘lugar de atraque’. Con el paso de los años, el sonido fue derivando hasta llegar a alcanzar su sonido actual.
Las personas que han tenido la suerte de visitar esta ciudad no han podido resistirse a sus tentaciones culinarias. Y es que las chocolaterías que se encuentran en esta metrópoli están consideradas las mejores de Bélgica. Además, para los que no son tan amantes del dulce, en sus bares locales existe una gran variedad de cervezas belgas que prometen ser una grata experiencia.
Definitivamente, la elegancia medieval y las experiencias únicas están garantizadas en Brujas, una ciudad que cautiva sentidos y deja una impresión para recordar.