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© Instagram Aarón Gómez

“Todo lo que te deje hacer catarsis con las cosas jodidas del mundo está bien”

Cuando se vive en un mundo, en el que te obligan a masticar realidades crudas con las que te bombardean en cada momento y en el que llueve dinamita en forma de opiniones, tienes que aprender a asimilar la realidad de alguna manera. Hay quienes la ignoran olímpicamente y otros, en cambio, recurren a las palabras. Así es como Aarón Gómez, humorista canario, da forma a su primera obra: La digestión del mundo.

Tras unificar pequeños fragmentos desperdigados entre notas en libretas y otras del móvil, en las que trataba de asumir su alrededor, Aarón cumple su objetivo de escribir un libro y descubrir, según sus palabras, “qué tipo de libro escribiría si escribiera uno”. Entre experiencias, reflexiones y la superación de una enfermedad conquista una nueva forma de ver el mundo. Lejos de las críticas, el individualismo del siglo XXI y el no salirse de la línea, el tinerfeño descubre que ser feliz y hacer lo que verdaderamente te llena es de lo que se trata vivir. No obstante, asegura que “siempre nos damos cuenta de cómo funciona o qué deberíamos haber hecho cuando es tarde”.

“Siempre he sido una persona muy marcada por el miedo y la ansiedad en el momento de hacer cosas”, confiesa. De este modo, se acostumbró a una vida dentro de casa y explica que, incluso, “se preparó para poder trabajar desde ella”. En muchas ocasiones, hace falta una pausa y redirigir el barco y, en este caso, enfrentarse a una enfermedad autoinmune fue lo que consiguió que el humorista dejara atrás el miedo y ganara confianza para exprimir su talento y vivir nuevas experiencias. “Cuando ocurrió, recapitulé, hice un reset y entendí que había que aprovechar el ratito que estamos aquí”, asegura. Además, lanza un mensaje para todos aquellos que se sientan atenazados por el miedo y se encuentren inmersos en una situación de la que parece imposible salir: “Realmente lo parece, pero a las pruebas me remito. No lo es en absoluto”. “Es cuestión de terapia, tenacidad y enfrentarse a ello”, añade, aunque deje claro que es un paso difícil de dar.

De esta manera, emprende un viaje a Madrid, donde empieza de cero, una vez más, con su nuevo programa Esto no es una serie. Y se sigue sintiendo inmensamente pequeño, porque nunca ha dejado de sentirlo y a pesar del metro noventaiuno, tiene claro que siempre se sentirá así. Pero, lejos de ser una emoción negativa, la minucia es lo que aún convierte cada actuación en un momento único.“Mantente humilde y te sorprenderás toda la vida”. Esa es una frase que le dijo un hombre al que acompañó a uno de sus shows y quien, aun habiéndose dedicado a establecer diálogos entre risas y monólogos durante años, Manolo Vieira nunca ha dejado de asombrarse.

Aunque viva en el caos de la capital, el canario promete que Santa Cruz “fue y sigue siendo mi juguete de la infancia”. Patinando y “golfeando” en el Parque García Sanabria o los recuerdos de La Alameda, donde se quedó un Aarón que se imaginaba siendo arqueólogo cuando veía Indiana Jones o aquel que soñaba (y sueña) con visitar el espacio. Los rincones que corres y recorres cuando eres más pequeño son, al final, los que marcan y se convierten en el juguete de la infancia de cada uno. “Todos echamos de menos las calles que nos recuerdan al hogar y nos hacen sentir en casa”, señala con nostalgia.

© Instagram Aarón Gómez

“Mi familia es un país”. Así es como comienza uno de sus escritos, en el que alude a su entorno más cercano. Un entorno lleno de inspiración y, en sus palabras, de “gente muy buena, limpia y transparente”. El autor explica que no tuvo ningún tipo de problema al manifestar su afán en casa por ser artista: “Mis padres pusieron siempre un caldo de cultivo perfecto de libertad y de no juicio”. A su vez, con palabras románticas elogia el apoyo y perseverancia de la artista y compañera de vida, Sofía Privitera, con cuya participación cuenta en su libro; y, también, a quien denomina “su mano derecha”, Emilio. Sin embargo, durante toda la entrevista se encargó de poner el foco sobre alguien fundamental, tanto en su vida personal como en la profesional: su hermano. “A él le debo la entrada al teatro y es el auténtico artista de la familia”, aclara. Poco a poco se juntan personas únicas que se convierten en piezas claves y aportan por separado lo suyo. “Cada uno se va formando su propio puzzle de personas y, al final, todos ellos conforman mi país”, cuenta rebosando orgullo.

Por otro lado, en su obra expone dos tipos de individuos: aquellos con alma de carpintero y los modernos. Con los primeros se construyen cosas para escalar y desde arriba ver el mundo entero y tratar de mejorarlo, mientras que los segundos tienen una opinión definida con cada temática de actualidad, respaldada, sobre todo, en redes sociales. “Hay muchos presidentes del gobierno y seleccionadores de fútbol. Pero bueno, cuando eres joven siempre se esta ‘en lo moderno’: hay mucha energía y poco volante”, indica. Por ello, reconoce que a pesar de que le cuesta mucho ignorar, cada vez le afectan menos: “Es necesaria esa energía para mover el mundo, aunque sea más alocada y menos certera; pero cuando uno envejece empieza a decir cosas de padre”, ríe.

Asimismo, las mismas redes sociales se han convertido en un medio de comunicación que se consume a diario y, de igual modo, traen noticias negativas. Sin embargo, con el fin de limar las asperezas de las que están cargadas, Aarón trata de mirar más allá: “La vida digital es un mundo aparte y en la calle se ve que hay amor y gente buena que sigue tratándose bien”, asevera.

Una vez publica su primer libro, el ahora escritor no ha dejado de materializar para digerir el mundo y asegura que le gustaría escribir una segunda obra, al igual que pintar un cuadro o escribir una canción. “Todo lo que sea que te deje hacer catarsis con las cosas jodidas del mundo está bien. Para eso existen las artes, yo creo”, concluye.

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